El triple de productores de Caderechas vende cereza a Helios

S.F.L.
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La buena campaña de este año ha generado que 43 fruticultores entreguen su producto en la cooperativa oniense frente a los 15 de 2020. Las previsiones hablan de superar las 40 toneladas del fruto rojo

Los productores acuden a las instalaciones de Oña para entregar los cajones de cerezas. - Foto: S.F.L.

La buena campaña de la cereza en el Valle de Caderechas ha provocado que los productores de la zona que venden su fruta al grupo conservero Helios se hayan triplicado con respeto al anterior año, pasando de ser 15 a 43. Las suaves temperaturas invernales y el descenso de las heladas en primavera generaron que el ciclo vegetativo del fruto rojo en las zonas más altas del territorio (Herrera, Madrid de Caderechas o Huéspeda) se desarrollara a su debido tiempo, por lo que las cosechas vienen abundantes.

Este hecho ha animado a buena parte de los fruticultores a volver a entregar su producción tras años de «auténtica sequía» en la cooperativa de Oña, encargada de la gestión e intermediación, y en Herrera. En el caso de la villa condal cuatro jóvenes se encargan de cargar con los cajones repletos de cerezas, pesarlos y depositar la fruta en los bidones. En el pueblo caderechano dichas funciones las realiza un grupo de productores locales.

A lo largo de esta campaña, los productores prevén una recogida en común de unos 40.000 kilos -casi el doble que en 2020- de la denominada ‘fresona’, una especie de cereza blanca autóctona del Valle con la que Helios elabora mermeladas y confituras. El fruto se transporta en camiones desde ambas localidades hasta Valladolid, donde se somete a un proceso de confitado y envasado que dura casi una semana. El destino final de las cerezas es adornar y dar sabor a postres, pastas y mermeladas.

El presidente de la cooperativa oniense, José Ángel Acebes, explica que el «sistema consiste en acercarse a diario hasta los almacenes de Oña o Herrera para recoger cajas vacías» de veinte kilos de capacidad y después desplazarse a sus fincas para recolectar las cerezas y llenar los cajones entregados. Por la tarde, entre las ocho y las diez, regresan a los almacenes para pesar y descargar la fruta del día que se llevan los camiones de inmediato. «Como esta campaña ha resultado tan provechosa, diría que la mejor de los últimos siete años, nos hemos visto obligados a alargar la actividad en la cooperativa dos semanas más», asegura.

El número de camiones que recogen la fruta con respecto a otras anualidades también ha incrementado, al igual que las cantidades de cerezas entregadas a diario por los productores. «Ha habido jornadas en las que hemos recibido 4 toneladas y los pueblos donde a priori más se ha recolectado son Aguas Cándidas y Madrid de Caderechas», añade Acebes.

Carlos, un productor del Valle, asegura que para muchos de ellos la fábrica es una «buena alternativa porque no mira el tamaño de la fruta como sí ocurre si las llevas al mercado, donde la clientela busca cerezas grandes». Además, considera que gracias a Helios muchas de las «pequeñas explotaciones frutales del territorio se mantienen vivas».

Otros se muestran más negativos. Es el caso de Honorio, que mantiene que «solo un loco millonario empezaría de cero como fruticulor en Caderechas». Cansado ya de que la empresa continúe pagando 67 céntimos de euro por kilo recolectado, asegura que «no compensa» el tiempo invertido en sacar adelante el trabajo y los costes. Además, reitera que llevan «más de cinco años sin subir el precio» pese que en las últimas campañas la cantidad de producción ha sido muy baja.

Pero también los hay que siguen con la tradición familiar, como Silvia y sus hermano o Ana y María José, cuyos abuelos y padres se dedicaron en cuerpo y alma a la fruta y, pese a que las ganancias de los últimos años han resultado prácticamente inexistentes, con esta campaña podrán recuperar parte de la inversión. Asimismo, la cooperativa también saca un pequeño beneficio de la actividad y se queda con un céntimo por kilo entregado.