Voces a cielo abierto

I.L.H.
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Al aire libre, con mascarilla y partituras sin carpeta. La Schola Cantorum es la primera coral en retomar los ensayos. Lo hace con pautas propias tras consultar con agrupaciones de todo el país

Mientras el tiempo lo permita, ensayarán en el patio del edificio del Círculo Católico de la calle Concepción. Tras un acto oficial cancelado, su primer concierto tras el confinamiento será el 25 de julio. - Foto: DB

Inmersos ya en el calendario de verano, la mayoría de los coros burgaleses ha decidido postergar a septiembre los ensayos manteniendo la pausa que en esta época solían hacer y, de paso, esperar a ver la evolución de la pandemia. La Schola Cantorum, sin embargo, ha optado por recuperar los meses en blanco aprovechando que las condiciones climatológicas permiten ensayar en espacios abiertos o con las ventanas de par en par: «Alguna vez había que retomar los ensayos y nadie nos asegura que no estaremos igual en septiembre. Bastante hemos descansado ya», señala Jesús Domingo, presidente de la agrupación coral.

Aunque el interés por recuperar cuanto antes la actividad era patente, para ha hacerlo con todas las garantías consultaron primero con varios orfeones y agrupaciones del territorio nacional de cara a conocer qué protocolos estaban manejando: «Hemos hecho un estudio con lo que nos han proporcionado las federaciones gallega, catalana, de Navarra y Aragón, así como el Orfeón Donostiarra o la Sociedad Coral Bilbaína», comentan desde la junta directiva. Con esas aportaciones y el apoyo de colaboradores como Juan Gabriel Martínez, médico además de director de coro, han creado unas pautas acorde a las características de la Schola y sus lugares de ensayo.

La posibilidad de concentrarse en el patio del edificio del Círculo Católico de la calle Concepción es una de esas bazas, ya que permite ensayar al aire libre y mantener la distancia de seguridad. En el interior ensayarán por ‘cuerdas’ con no más de 12 voces y en espacios ventilados. Los dos metros entre coralistas, la mascarilla y la higiene de manos son sus tres pilares (las tres ‘m’ lo han llamado: mascarilla, manos limpias, mantener distancia). 

La mascarilla tiene que ser quirúrgica para que circule el aire y permita abrir ampliamente la boca. Su uso no distorsiona demasiado el sonido y aunque es incómodo para cantar, son conscientes que «es lo que hay». En el caso de la directora y la profesora de canto se les exige llevar también pantalla facial porque por su posición frente a los coralistas están más expuestas. Peor que la mascarilla se lleva lo de la distancia entre las voces «porque un coro es una agrupación, pero qué le vamos a hacer», añaden. Aún así no han cambiado el repertorio, aunque deberán ver si hay que retirar alguna pieza por que entrañe más dificultad para interpretarla en estas circunstancias.

El protocolo incluye también no hacer uso de las carpetas para guardar las partituras y utilizar folios que cada uno se lleva a casa. Tampoco pueden echar mano de las taquillas o el dispensador de agua.