Vítor Benite llega puntual a El Plantío. Toca sesión matutina de gimnasio. El preparador físico, Dani Hernández, ya lo tiene todo listo para cuando llegue la plantilla. No es el entrenamiento favorito de los jugadores, pero esta semana se ven las cosas de otra manera después de tres victorias consecutivas. El capitán del Hereda San Pablo aparece por el túnel de vestuarios con una sonrisa de oreja a oreja y se saluda con varios trabajadores del club. «Ya se respira, ya es otra cosa», les dice entre risas. El brasileño reconoce que se han quitado un peso de encima justo antes de sentarse con Diario de Burgos para charlar sobre el 'vía crucis' de esta temporada y lo duro que ha sido llegar a ver, por fin, la luz al final del túnel.

Se le ha visto celebrar los triunfos contra el Bilbao Basket, el Real Betis y el UCAM Murcia como si fueran títulos de la Champions, ¿siente que se ha liberado?
(Se ríe) Sí, celebré esos triunfos como si hubiéramos ganado un título, de verdad. Es muy difícil después de tantas cosas buenas pasar por tantos momentos difíciles. No hablo de las críticas de fuera, sino a nivel personal. El jugador es el primero que se exige y que está en deuda consigo mismo cuando las cosas no salen bien. Vas a entrenar, todos están un poco tristes, la dinámica es negativa... no es fácil, así que cuando logras una victoria clave, lo festejas mucho. Yo lo hice porque era el momento de quitarse toda la energía negativa. Todos tienen que celebrarlo así porque para nosotros cada partido tiene mucho valor.

¿Qué ha cambiado en este último mes?
Yo no creo que haya cambiado nada. Estábamos en una mala dinámica, pero nadie va a perder todos los partidos trabajando bien y haciendo bien las cosas. Algunas canastas que en algún choque no nos han entrado, ahora nos entran.

¿Hasta qué punto fue importante la victoria ante el Bilbao Basket y la forma en la que se produjo?
Ese partido fue un punto de inflexión. Hubo un momento al final de la primera prórroga, cuando tenían ellos los tiros libres, en el que yo tampoco creía posible ganar, pero creímos y ver que se pudo ganar en una situación casi imposible nos hizo liberarnos. Los jugadores están más confiados, hay más alegría en el día a día y eso es como todo en la vida, cuando las cosas van bien, la inercia es positiva.

Justo antes de ese partido, Paco Olmos reunió a toda la plantilla para hablar con franqueza, ¿les ayudó mucho esa conjura?
Fue una reunión clave. Nos dijimos la verdad, lo que de verdad estaba pasando. Empezó Paco y nos dijo cosas duras, era la realidad del equipo y muchas veces no gusta escucharlo, pero nos hizo reaccionar. También hablaron todos los jugadores. Era importante hacerlo y me alegro de que Paco tuviera la fuerza mental de hacerlo sin miedo y con personalidad.

(La entrevista completa, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)