Un ladrón con mucha vista y mucho gusto

F.L.D.
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Un caco «muy educado» le ha cogido el gusto a las ópticas, pero no se conforma con llevarse al descuido cualquier tipo de gafas, de las Rayban no baja

Un ladrón con mucha vista y mucho gusto - Foto: Alberto Rodrigo

Hay ladrones que se conforman con cualquier botín y los hay más exigentes. Algunos son malencarados y maleducados y otros se muestran atentos y corteses. Están los que no cuidan su imagen pero también quienes gustan de ir a la última. A la segunda clase de cacos pertenece el joven que en los últimos días se ha dedicado a recorrer las ópticas de Burgos -y algún que otro establecimiento- en busca de complementos con los que mejorar su aspecto o sacar un dinero fácil con su venta. Tiene fijación por las gafas de sol, en concreto por las Rayban, aunque no le hace ascos a otras marcas si también son caras.  En los últimos días ha visitado unos cuantos negocios y se ha llevado unos cuantos modelos, aunque no en todos los sitios ha tenido éxito.

En una óptica del entorno de Derechos Humanos, en el barrio de Gamonal, le describen como un chico alto, de 1,80 metros y moreno, que habla perfectamente español pero con acento extranjero. Para ganarse al dependiente trata de crear un ambiente relajado, «dando mucha conversación», y pide probarse «un montón de gafas». En un momento dado, sin que el vendedor se dé cuenta -a pesar de que está ojo avizor en todo momento- se lleva unas gafas, en esta tienda fueron unas Rayban. «Claro te das cuenta cuando recoges todo, ahí es cuando te percatas de que unas han desaparecido», explican desde el establecimiento.

La preocupación ha cundido en el sector, al punto de que en un grupo de Whatsapp que comparten varios negocios del ramo han colgado mensajes en los que alertan de las andanzas de este sujeto, dan una descripción detallada del mismo y hacen un llamamiento a tener mucho cuidado. En otro negocio de la zona sur no tuvo tanta suerte. Las trabajadoras estaban advertidas y a pesar que, de nuevo, trató de desplegar todos sus encantos -en esta tienda aseguran que se trata de un «chico guapo, muy mono» y además muy «educado»- no se salió con la suya.

Nada más entrar se interesó por un modelo, pidió probárselo y verse en el espejo. Después le atrajo otro y después otro, en un momento dado solicita a las dependientas que si puede separar algunos, porque después va a llegar su novia para revisarlos. En fin, crea un ambiente de confusión con el fin de distraer a la vendedora y llevarse el gato al agua. Pero en este caso, otra de las empleadas -ya mosqueada- se olió la tostada, salió del mostrador y se hizo la despistada, aunque en realidad no estaba quitando ojo al individuo. Cuando el delincuente creyó que lo tenía todo bajo control cogió unas gafas con una mano para probárselas mientras con la otra tomaba un modelo distinto y lo introducía en el bolsillo. En ese momento la empleada que estaba vigilante le dijo que qué hacía, tras lo cual el otro las sacó, se hizo el tonto y contestó que se las iba a poner justo después. Y siguió probándose. «Nos tuvo 20 minutos, por lo menos no se llevó nada», afirman  en el establecimiento.

La Policía Nacional ya está tras su pista, porque las ópticas afectadas han denunciado los hechos. Se trata de un joven de 1,80 metros, moreno, con el pelo rapado en los laterales de la cabeza -donde tiene marcadas dos líneas- y tupé. Suele ir con un pantalón de chándal Adidas, zapatillas negras con cordones rosas y una chaqueta Lacoste.