El de la construcción ha sido uno de los sectores que más rápido ha dejado atrás el estallido de la pandemia, recuperando prácticamente de golpe la inercia previa y logrando cifras inéditas desde el 2008. Burgos cerró el año pasado con 4.101 operaciones de compraventa, el mejor dato desde el 2008 según el Instituto Nacional de Estadística (INE).Este espectacular registro ha permitido reducir el stock de inmuebles nuevos sin vender al mínimo histórico que recoge el Ministerio de Transportes,Movilidad y Agenda Urbana desde 2011.
Por aquél entonces, una vez estallada la burbuja inmobiliaria y con centenares de promociones recién terminadas pero en bancarrota, el Estado elaboró un completo informe del que se desprendía que en Burgos eran 4.868 viviendas a estrenar las que no tenían propietario particular. Diez años después, el número ha caído a las 3.785, una reducción fuertemente influenciada por el buen momento que vive el mercado. «Hemos tenido un año realmente satisfactorio», resume Gonzalo López Recio, presidente de la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Burgos. Hacía 13 que la provincia no terminaba un curso por encima de los cuatro millares de operaciones de compraventa, una cifra impulsada por el enorme interés que ha despertado la inversión por la vivienda y el valor refugio que supone en estos tiempos el ladrillo.
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