En deuda con el héroe anónimo

G.G.U.
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Antonio Pérez Henares ha presentado esta tarde 'Tierra vieja', una novela en la que homenajea a las gentes corrientes que poblaron y repoblaron Castilla en los siglos XII y XIII. "Un día labraban y otro enarbolaban la lanza", ha explicado

En deuda con el héroe anónimo - Foto: Jesús J. Matías

La historia de España es más bien cruenta, con períodos especialmente convulsos. Pero este país es hoy lo que es porque hubo personas que se resistieron a huir, con independencia de cuan peligroso fuera permanecer. Y, si no quedó otro remedio que salir corriendo, al final, volvieron. Una y otra vez. A esas personas corrientes que poblaron y repoblaron Castilla en los siglos XII y XIII dedica el escritor y periodista Antonio Pérez Henares (Bujalaro, Guadalajara, 1953) su última novela, Tierra vieja, que presentó ayer en el MEH. «Soy muy de pueblo y quiero rendirles homenaje, porque nosotros somos sus descendientes. Igual hay aquí algún heredero de reyes o nobles, pero, la mayoría descendemos de gentes corrientes. Y fueron ellos quienes defendieron, línea a línea, las fronteras».
Pérez Henares, también conocido como Chani, se centra en su libro en los acontecimientos en los que la frontera del Tajo tuvo protagonismo, «con ese momento desde la toma de Toledo y Alfonso VI hasta la batalla de las Navas». Más de un siglo de confrontaciones, en el que «Castilla lo pasa fatal: solo tienen la ayuda del reino de Aragón» para defender cada milímetro de terreno peleado con las tropas musulmanas. Y, sin embargo, en esos mismos territorios en disputa volvía a asentarse gente una y otra vez. «¿Por qué? Porque en España no se conoció el feudalismo de la misma manera que en Europa; aquí los reyes daban fueros y derechos y esas personas eran libres. Tenían tierras en propiedad que podían heredar sus hijos, podían cultivarlas como quisieran y podían elegir jueces y alcaldes», dijo el autor, destacando que, de esa manera, se crearon «concejos enormes», habitados por personas que tenían algo que defender. Y por eso se arriesgaban.

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