... Y llegó la hora de la verdad

Pilar Cernuda
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Las incógnitas sobre lo que puede ocurrir hoy en las urnas son infinitas, más allá de la augurada victoria de Moreno, en una cita que se interpreta en clave nacional y en la que Sánchez y Feijóo también se juegan el tipo

... Y llegó la hora de la verdad

Se acabaron las especulaciones, los sondeos, las filtraciones interesadas, las fake news y las true news. Se acabó la campaña andaluza. Después de las urnas, llegará el recuento y, con los datos en la mano, el entusiasmo y el valle de lágrimas.

En política nunca se puede dar nada por seguro, pero entre las sorpresas que se auguran no va a estar que Juanma Moreno pierda las elecciones. A lo mejor no consigue acercarse a la mayoría absoluta, pero también podría ocurrir que la alcanzara. Sin embargo, mal deben ver las cosas sus adversarios cuando han puesto en circulación una falsa entrevista en la que, con un manipulado corta y pega, se muestra abierto a pactos con Vox y hace propuestas que nunca han estado en su proyecto. El origen del engaño no se ha identificado, pero sí que la falsa entrevista ha salido de España, México y Colombia, administrada por una misma persona. Es decir, no es un juego de niños.

Las incógnitas sobre lo que puede ocurrir hoy son infinitas, con preocupación muy visible en la izquierda. En las últimas horas se advirtió un movimiento creciente a favor del partido de Teresa Rodríguez, Adelante Andalucía, que podría empatar en escaños con el conglomerado que se creó en torno a Podemos, Por Andalucía. Como ocurra, el cataclismo de Iglesias, Yolanda y Montero está cantado, pero es mejor no caer en la tentación de las especulaciones, que no conducen a nada.

Habrá nervios desatados en las sedes de los partidos, las andaluzas y las nacionales, se producirán miles de llamadas a los interventores para intentar pulsar el ambiente de los colegios electorales y también a los amigos que trabajan en las televisiones y emisoras que a las ocho harán públicas las israelitas, los sondeos a pie de urna.

Estrategia equivocada

Todos los partidos han apostado muy fuerte por estos comicios aunque probablemente Vox es el que se ha significado más, ya que su estrategia se basa en llegar a las generales con cierta experiencia de Gobierno. Forman parte ya del de Castilla y León, pero Andalucía sería la joya de la corona. 

Se han atrevido a correr el riesgo de presentar candidata a uno de sus valores más firmes, Macarena Olona, aunque no es andaluza. Pero sus duras intervenciones parlamentarias la han convertido en una figura nacional, y sus compañeros Abascal y Espinosa de los Monteros acordaron que se presentara. Olona lo aceptó sin dudarlo, aunque el asunto no le ha ido tan bien rodado como esperaba el partido. 

Primero con la polémica de su empadronamiento y segundo y más grave, una desacertada estrategia de campaña que no ha impulsado su figura sino que, por el contrario, la ha afectado negativamente. La forma en que ha exigido formar parte del Ejecutivo la ha hecho aparecer como una persona que busca el poder por encima de todo, más que velar por los intereses de los andaluces. Al capítulo de desastres se une la invitación a su socia Giorgia Meloni, líder de Fratelli Italiani, para intervenir en la campaña. El entusiasmo del público asistente al acto fue muy mejorable, y eso que eran seguidores incondicionales de Vox.

En contraposición a la exigencia de gobernar que hizo Olona, el candidato de Ciudadanos, Juan Marín, sí estuvo en su sitio, asumiendo su papel de perdedor que aspira a colaborar con Moreno allá donde lo necesite si consigue algún escaño. Lo ha hecho con humor, con buen ánimo y dando ejemplo de lealtad al grupo que le dio la oportunidad de ser vicepresidente.

Ha sorprendido la imagen de jaula de grillos que se transmitió desde Por Andalucía, con personalismos muy marcados. Yolanda Díaz bajó al sur pero no tuvo el exitazo que se le presuponía, aunque la candidata elegida, Inmaculada Nieto, hizo mejor papel del que se esperaba. Se visualizó una vez más el desapego entre Yolanda y Pablo Iglesias, y el de la vicepresidenta segunda con Belarra, perfectamente conocidos por indisimulados. Y entró en escena Errejón, de la mano de Díaz, aunque su relación con Podemos está rota desde hace años. Un lío. Estas elecciones, en principio, no auguran nada bueno para Podemos, pero habrá que esperar al resultado final para comprobar si lo que se percibe se corresponde con los afectos políticos de los andaluces.

 

Juanma vs Espadas

Lo que más importa hoy es qué número de escaños van a conseguir Espadas para el PSOE y Moreno para el PP. Porque, no nos cansaremos de decirlo, lo que determina el gran interés de esta cita es que del éxito o fracaso de los dos candidatos dependerá en buena parte el éxito o el fracaso de socialistas y populares en clave nacional, de Pedro Sánchez y de Alberto Núñez Feijóo, como aspirantes este a la Presidencia del Gobierno.

Los dos andaluces llegan en situaciones previas muy distintas. Moreno tiene las encuestas a favor por el trabajo de sus tres años y medio de mandato, que pasa por aprobado alto incluso para un buen número de militantes y votantes socialistas; cuenta además con el efecto Feijóo que se vive en España desde que el gallego decidió dar el paso que le pedían desde hace años, y que se consideraba indispensable tras la deriva hacia abajo del PP de Casado y Egea. 

El caso de Espadas es completamente diferente. Nunca pensó ser aspirante, estaba muy bien en la Alcaldía de Sevilla, pero se vio obligado a optar por la Junta ante la presión de Sánchez. No solo se le ha visto descolocado en esa candidatura, entre otras razones porque no era un político muy conocido, sino porque el efecto Sánchez le está perjudicando. Es vox populi entre los socialistas no sanchistas, crecientes en número, que el presidente es hoy un lastre para las siglas. Se vio en las elecciones de Madrid en las que el PSOE quedó tercera fuerza, por debajo incluso del partido de Errejón. Y no hay analista sobre este 19-J que no haya responsabilizado a Sánchez de la falta de apoyo popular hacia Espadas. 

En el propio entorno del jefe del Ejecutivo hay personas que reconocen que la situación electoral no la tienen fácil, y si el resultado andaluz no es mínimamente bueno, será difícil que el PSOE gane las próximas generales. El problema es que en la campaña se vio que las perspectivas han ido a peor. Se habían puesto como suelo los 33 escaños conseguidos por Susana Díaz en la última cita con las urnas, luego pasaron a 30 y el pasado viernes ya había miembros del equipo de Sánchez que se conformarían con esos 30 que antes consideraban inaceptable.

Los dos máximos dirigentes de los principales partidos nacionales, Sánchez y Feijóo, se juegan hoy el tipo. Harán la lectura que les convenga, pero los españoles identificarán perfectamente al ganador y al perdedor de estos comicios en los que ninguno es candidato. 

Ambos dieron el do de pecho en la campaña y se implicaron a fondo, porque del resultado del 19-J dependerá en gran parte el cantar victoria cuando se celebren las generales, a finales del 2023. O antes, es una fecha que decide el presidente del Gobierno.