La sonrisa de África

A.G.
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El niño camerunés Christian Louapambe, que llegó en enero de manos de la Fundación Mayo Rey, es intervenido con éxito en el HUBU de un linfoangioma quístico

Christian y Emilio Sastre, la semana pasada. - Foto: Luis López Araico

Probablemente lo recuerden. El pasado mes de noviembre en estas mismas páginas nos hacíamos eco de la tremenda situación por la que estaba pasando el pequeño de 5 años Christian Louapambe, oriundo de una pequeña aldea en el corazón de Camerún. Un tumor benigno en el cuello -un linfoangioma quístico- que no dejaba de crecer le había deformado el cuello y prácticamente el rostro amenazando con deteriorarle la tráquea y la mandíbula y de esa manera hacerle muy complicado respirar. Con el objetivo de extirpárselo para mejorarle la vida, la Fundación Mayo Rey, que dirige el pediatra Emilio Sastre, lo trajo a Burgos el 1 de enero para que fuera sometido a un tratamiento y a una intervención quirúrgica. Seis meses después, Christian es otro niño.

Una vez más, el compromiso genérico del Hospital Universitario de Burgos con la causa que promueve la Fundación y el más concreto de los servicios médicos y quirúrgicos y de todo su personal implicado hizo que se iniciara el tratamiento en el mes de febrero y que, tras el confinamiento, Christian pasara por el quirófano para ser intervenido con éxito por el cirujano infantil José Manuel Gutiérrez, cómplice de Sastre a la hora de mejorar la vida de "sus" niños.

Pero la cosa no fue tan rápida como se esperaba. El tratamiento previo a la cirugía con un antitumoral, realizado por Cirugía Pediátrica y Radiología Intervencionista, funcionó al principio e hizo que remitiera el enorme bulto pero, al poco tiempo, volvió a su estado anterior. A las tres semanas se repitió y parece que sí redujo el tumor "hasta el tamaño de una pelota", de manera que estaba listo para entrar en el quirófano. Y en eso llegó el decreto del estado de alarma.

Finalmente, se le operó el pasado dos de julio: "No fue una intervención sencilla porque tenía el tumor pegado al tiroides, la carótida y a la yugular, pero salió muy bien, pasó una noche en Cuidados Intensivos y a las 48 horas nos lo llevamos a casa".

Christian se ha alojado durante todos estos meses con una familia voluntaria de la Fundación, la misma que se ha hecho cargo de todos los pequeños que han llegado desde África para recibir algún tipo de atención médica, y ya chapurrea el español lo suficiente como para hacerse entender y decirle a Sastre que lo que él quiere es volver con su mamá. "Es cierto que para ellos es un choque venir aquí desde una aldea muy pequeña en la que viven en una cabaña y no tienen absolutamente nada y tener juguetes, cuentos, lapiceros, dibujos animados, ropa bonita y una comida variada. También les choca lo afectuoso que es aquí todo el mundo con ellos en comparación con la austeridad emocional y la poca expresividad de los africanos pero, a pesar de todo y aunque son muy pequeños saben cuál es su sitio y quién es su familia". De hecho, ya ha expresado claramente -y lo hizo nada más ser operado- que él se quiere ir a Camerún: "Cuando se vio liberado del bulto fue lo primero que nos dijo".

Mientras tiene lugar esta conversación con Sastre, Christian se entretiene dibujando y charlando con Chema García, el alma invisible de la Fundación Mayo Rey, que fue el encargado de traerle desde Camerún -"se portó fenomenal durante el viaje, no dio nada de guerra", cuenta- mientras repite las palabras en español que escucha y señala claramente a su madre y a su padre en una imagen del móvil. "La evolución psicológica que ha tenido en este tiempo ha sido enorme, cuando le vimos por primera vez era un niño que no sonreía, que no iba a la escuela, que estaba lleno de complejos y ahora es muy risueño y cariñoso y está siempre muy contento", afirma Sastre.

Los planes de la Fundación pasan porque Christian vuelva a casa en septiembre si para entonces se han normalizado las comunicaciones. ¿Qué destino le espera? "Malo... Bueno, malo no, el propio de los africanos. Son niños que no tienen oportunidades porque viven en sociedades muy empobrecidas e incultas que a medio plazo no tienen ninguna posibilidad de mejorar. Su salida será dedicarse a la agricultura y, como parece que es listo, quizás le pueda ir mejor que a otros".