Roberto Peral

Habas Contadas

Roberto Peral


Estadísticas

27/02/2023

Al Instituto Nacional de Estadística, INE para los amigos, le gusta una barbaridad tenernos de vez en cuando al tanto de esta clase de asuntillos, así que acabamos de saber de su boca cuáles fueron los destinos favoritos de los burgaleses durante el año pasado cuando nos aventuramos a dar un garbeo fuera de nuestras fronteras provinciales. Nada, claro, que no supiésemos ya: fuimos bastante al País Vasco, donde muchos de los nuestros trabajan o estudian, y también nos gusta escaparnos a Cantabria cuando no está lloviendo y a Madrid a ver un musical o a lamer escaparates por el barrio de Salamanca. Jaén, Cuenca y Albacete ya nos pillan más a desmano y nos cuesta horrores dejarnos caer por allí, nos ilumina el organismo autónomo. Como se puede colegir, información de la más alta calidad.

Lo más curioso del estudio, de carácter experimental, no es, en realidad, lo que nos cuenta, sino la manera en que fueron obtenidos los datos a partir de los cuales se ha elaborado la estadística de marras. Resulta que las grandes operadoras de telefonía de España, que no hacen sino mirar a toda hora por nuestros ojos, facilitaron el posicionamiento de nuestros móviles al INE para que pudiera rastrearnos a modo. Los responsables del invento aseguran que el estudio es perfectamente anónimo, ya que se ha husmeado en números de teléfono sin asociarlos a sus respectivos titulares, pero el caso es que algunos ciudadanos suspicaces dudan de que la fórmula respete la Ley de Protección de Datos, y se preguntan por qué demonios las empresas telefónicas distribuyen alegremente una información que debería ser reservada. Para echar más leña al fuego, los que más saben de esto aseguran que la tecnología permite extraer datos supuestamente anónimos y de carácter personal en este tipo de procesos.

Ya sabemos que el concepto de privacidad se ha diluido en nuestro siglo, y que resulta una ingenuidad pretender asociarlo a valores que ya no existen. Pero nadie, de momento, ha definido muy bien los límites entre lo público y lo privado en estos tiempos del Big Data, y empresas y gobiernos entran y salen de nuestra esfera íntima sin que les hayamos dado consentimiento alguno. Ese, querámoslo o no, parece ser nuestro destino, y no la bendita playa de Suances.