La plancha no muerde

ALMUDENA SANZ
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Ana Sancho reflexiona con humor y ofrece una guía práctica sobre la mejor manera de implicar a padres e hijos en la limpieza y cuidado del hogar en el libro 'Tareas compartidas, familia feliz'

Ana Sancho sujeta un ejemplar en la terraza de su hostal, cuyo cierre durante el confinamiento le permitió dar un empujón al proyecto editorial. - Foto: Luis López Araico

Ni la lavadora se come a nadie, calcetines al margen, ni la plancha muerde ni dejar la taza del váter libre de gotitas es más difícil que limpiar el coche. La burgalesa Ana Sancho, artífice del proyecto Pequeños Amos de Casa, y la creativa publicitaria valenciana Noelia Terrer reflexionan con sentido del humor y brindan una guía práctica sobre la mejor manera de implicar a todos los miembros de un hogar en su mantenimiento en el libro Tareas compartidas, familia feliz (Litera). 

¿Qué descubren padres e hijos en estas páginas? Sancho lo tiene claro: «Encuentran la fórmula mágica para ser todos un poquito más felices. Solemos decir que dar con ella es súper complicado, cuando realmente está al alcance de nuestras manos y es una manera práctica y económica. Este libro es un llamamiento a despertar y darnos cuenta de que el reparto de las tareas de casa trae cosas muy buenas». 

Tareas compartidas, familia feliz, con ilustraciones de Carlos Rubio, coge de la mano a progenitores y vástagos en esta carrera por «avanzar en temas de corresponsabilidad e igualdad de una forma natural». No les suelta en ningún momento. 

Se pregunta y responde sobre qué ocurriría si nadie limpiara la encimera o tirara la basura, expone la importancia del equilibrio entre las partes profesional, familiar y personal de cada uno de los convivientes, ofrece tablas para facilitar la organización con las labores a realizar, la frecuencia que requiere cada una, un posible reparto ideal... 

Encara esta misión con mucho positivismo y no da nada por sabido ni por hecho. Enseña desde cómo poner y quitar la mesa a cómo y cuándo usar el amoniaco; desde encender y pasar el aspirador a dejar la taza del baño como los chorros del oro en cinco sencillos pasos; desde el uso de bicarbonato para quitar con éxito una rebelde mancha de chocolate a planchar un pantalón; desde doblar un jersey a ordenar un cajón... 

«No todo el mundo sabe cómo poner una lavadora e incluso barrer, que parece algo básico, lo es para quien lo hace, no para quien no ha cogido nunca una escoba», observa y resalta el carácter práctico de esta obra. «No es humo, nadie podrá reprocharla 'es muy bonita la teoría, pero luego la práctica...'», agrega al tiempo que advierte que ella misma ha testado el método en su casa, con su marido y sus dos hijos, y con los alrededor de 2.000 niños que desde hace seis años han pasado por el pionero Pequeños Amos de Casa, que, tras el parón de la pandemia, espera reanudar el próximo curso. 

Curiosamente, asegura, son los chavales los más dispuestos a implicarse, frente a unos padres, a los que dibuja como influencers, que se empeñan en alejarlos. Error. «La familia debe funcionar como un equipo», enfatiza y lamenta que aún valgan excusas, de las que habla el volumen, como su corta edad o la prioridad del estudio. «El reparto de las tareas evita males mayores. Si no solucionas el problema del hogar es muy difícil avanzar en la igualdad en otros ámbitos», remacha sabedora de que sigue siendo la eterna asignatura pendiente. 

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