Un médico en la Real Academia de Farmacia

ANGÉLICA GONZÁLEZ
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El burgalés José Manuel López Gómez leerá en los próximos meses su discurso de entrada en esta institución, tras haber sido elegido miembro correspondiente el pasado 11 de mayo

José Manuel López Gómez es médico de Familia jubilado y exdirector de la Institución Fernán González. - Foto: Luis López Araico

Cuando el médico José Manuel López Gómez lea, en un día aún indeterminado de los próximos meses, su discurso de entrada en la Real Academia Nacional de Farmacia (RANF) como académico correspondiente, será el primer burgalés que lo hace desde hace justamente cincuenta años. Porque fue en 1972 cuando falleció Pascual Domingo Jimeno Jimeno, el último profesional de esta provincia en tener esta categoría en la institución científica. Se siente muy orgulloso, pues, López Gómez de seguir la estela de este hombre de ciencia y de Mariano Losa, también académico y que había muerto seis años antes, pues fueron, a su juicio, "dos farmacéuticos de relevante significación", nacidos ambos en 1893 -el primero en Aranda y el segundo en Moradillo de Roa- y licenciados en Farmacia en 1915.

El médico de Familia y exdirector de la Institución Fernán González, mostró su satisfacción por haber sido designado académico correspondiente de la RANF, cuyos estatutos permiten la elección de profesionales de ramas sanitarias diferentes, que tengan el grado de doctor y hayan destacado en la investigación de alguna disciplina farmacéutica, en su caso de la historia de la Farmacia. Uno de sus últimos libros, por ejemplo, es Farmacia y sociedad burgalesa: Juan Francisco de la Monja (1744-1820) y, de hecho, ya era miembro de la Real Academia de Farmacia de Castilla y León desde 2016 a propuesta del que entonces era el presidente de la institución, Carlos Gómez Canga-Argüelles, y los farmacéuticos burgaleses Benito del Castillo y Salvador González Carcedo

El pasado 28 de abril, la Junta de Gobierno de la Real Academia Nacional de Farmacia acordó su nombramiento después de que el BOE del 11 de febrero anunciara la convocatoria de plazas, una para la Sección VI, referida a la Historia de la Farmacia, Legislación Farmacéutica y Bioética. El médico burgalés ya está trabajando en el discurso de ingreso, que llevará por título Inicio, esplendor y declive del balneario de Arlanzón.

Los objetivos de la RANF son fomentar el estudio y la investigación de las Ciencias Farmacéuticas, asesorar a las administraciones públicas en lo referente a este sector y a los medicamentos y elaborar informes o dictámenes. Está integrada por académicos numerarios, 50 como máximo, de los que hoy están cubiertas 40 plazas, más otros 3 electos que todavía no han leído el discurso, y 7 plazas que permanecen vacantes. Los académicos correspondientes nacionales se adscriben por regiones según su lugar de residencia y aunque los más numerosos son los que viven en Madrid, todas las comunidades autónomas están representadas aunque Castilla y León es una de las que menos, ya que hasta ahora, cuando se ha producido el nombramiento de López Gómez, solo había uno con este origen.

En cuanto a académicos numerarios hay dos burgaleses: Benito del Castillo, que tomó posesión el 9 de mayo de 1996 y es catedrático de Técnicas Instrumentales de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid, y su decano durante 20 años, y Yolanda Barcina, que fue alcaldesa de Pamplona y presidenta de Navarra. Anteriormente, fue miembro de número Juan Manuel Reol Tejada, que llegó a ocupar la presidencia de la Real Academia entre los años 2000 y 2007.

UN POCO DE HISTORIA. Fue en el año 1737 cuando Felipe V aprobó los estatutos del Real Colegio de Boticarios de Madrid, una institución formada a partir de dos viejas cofradías de boticarios, la de Nuestro Señor San Lucas y Nuestra Señora de la Purificación, existente desde 1589 y la de Nuestra Señora de los Desamparados fundada en 1654. Los Borbones daban así satisfacción a una vieja inquietud de los farmacéuticos madrileños, mediante una institución a medio camino entre las viejas estructuras sanitarias gremiales, implantadas desde muy antiguo en el Reino de Aragón, y los nuevos centros de innovación científica.

En 1898, al decretarse la colegiación obligatoria para todos los farmacéuticos españoles, que luego sería ratificada en 1917, se formó el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid, dedicado a tareas de control administrativo profesional y quedó el antiguo Real Colegio de Boticarios de la Corte entregado por entero a cuestiones científicas. En 1931 pasó a llamarse Academia Española de Farmacia pero ante la protesta de la Academia de la Lengua, una Orden de mayo del mismo año cambió su denominación a Academia Nacional de Farmacia.