Preocupación por el futuro de la Escuela de Teatro

I.L.H.
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El alcalde acude a la entrega de diplomas para explicar que la gestión se sacará a concurso y que mientras se licita buscarán «una solución jurídica» que permita la continuidad del curso a partir de enero

Tras informar de la situación y responder a las preguntas del público, De la Rosa se emocionó durante la entrega de los diplomas junto a Jesús Sanz (c). - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

Podía haberse limitado a lanzar un breve mensaje y remitirles a una próxima reunión en otro escenario. Pero no solo no escurrió el bulto, sino que dio explicaciones durante 45 minutos y terminó emocionado -aunque tampoco fue el único-. El alcalde, Daniel de la Rosa, acudió a la entrega de diplomas e inauguración del curso de la Escuela Municipal de Teatro sabiendo la preocupación que existe entre el equipo docente, los estudiantes y los aficionados a las artes escénicas por el futuro de un proyecto que lleva 32 años en activo. Y por si había alguna duda, nada más empezar el acto Jesús Sanz, el director de la escuela, le trasladó públicamente el desasosiego y la incertidumbre no solo porque la gestión deba salir a concurso, sino por lo que ocurrirá a partir de enero, cuando ya no haya posibilidad de acogerse a una subvención.

El problema al que se enfrenta la Escuela de Teatro (y también la de Dulzaina y la de Dibujo Mateo Cerezo) tiene que ver con el Tribunal de Cuentas, que obliga al Ayuntamiento a que presente a libre concurrencia la contratación de aquellos servicios que se extienden a lo largo del curso e impide que se solventen, como hasta ahora, por medio de una subvención. 

Pero mientras se licita el concurso (que será ya para el próximo curso) hay unos meses que quedan en el aire. Porque las ayudas del IMC se aprueban y otorgan de año en año y no según el calendario escolar. Por lo tanto, si no se les puede conceder una subvención en 2020 porque no lo permite la ley de contratos, desde el 1 de enero la gestión de las escuelas entraría en un limbo y también su medio de pago.

Y con ese panorama tan desalentador el claustro de profesores (Jesús Sanz, Alberto Fernández, Carmen Moral, Juan Luis Sáez y Mª Victoria Ramos) empezaba ayer el que podría ser su último curso. «Nos hemos dejado la piel en este proyecto. Y nos preguntamos dónde está el respeto cultural a 32 años, cómo asegurar a los estudiantes de primero que el año que viene podrán seguir cursando segundo y a los de segundo tercero. La escuela nunca ha tenido la sensación de ser un negocio», señaló enfadado Jesús Sanz, uno de los fundadores.

«Nosotros no queremos ir en contra de la legalidad -continuó el director-. Pero entendemos que se debe valorar lo que hemos hecho. No solo los 32 años de actividad; también que desde aquí hemos formado al 90% de las compañías que integran La Parrala, de las que luego se beneficia la ciudad y el IMC».

Ante estas declaraciones Daniel de la Rosa se mostró sincero al exponer que no sabe cómo van a afrontar la situación a partir del 1 de enero. «Podríamos hacer un informe que avale la continuidad justificando el interés general mientras se resuelve el concurso. Si la asociación puede generar facturas, sería un servicio que el Ayuntamiento deberá pagar con extrajudiciales de crédito. Pero de momento es solo una opinión que deberán avalar los técnicos y apoyar el resto de partidos».

Ante la interpelación del público que acudió al acto, De la Rosa reconoció que las explicaciones «son insuficientes»: «Nuestra intención es dar continuidad a estos cursos y espero que antes del 1 de enero tengamos una solución. Quiero pediros un margen de confianza. Pero no depende solo de voluntad política; también hay que corroborarlo jurídicamente».

En cuanto al concurso público, el alcalde animó a la asociación a presentar «un buen proyecto» y se ofreció a ayudarles en las dudas que les puedan surgir: «Me comprometo a hacer un pliego justo. El Ayuntamiento puede especificar qué servicio quiere y cómo lo quiere. Pero los docentes de la escuela tendrán que competir en un concurso y pueden ganarlo o no».

En ese ambiente un tanto agridulce se procedió a la entrega de los diplomas. Un acto otras veces festivo en esta ocasión estuvo marcado por la desazón de algunos de los presentes que evitaron incluso dar la mano al alcalde. Yéste llegó a emocionarse con la situación.