Las imágenes de largas colas de personas intentando cruzar la frontera de Ucrania a países vecinos como Polonia, Eslovaquia o Hungría invitan a pensar en que estamos probablemente ante el mayor exilio del presente siglo en Europa. Una huida del terror que hace imposible que el resto de países mire hacia otro lado. España ya se ha mostrado abierto recibir a algunos de estos ciudadanos. Burgos también. Lo lleva haciendo, de hecho, desde la Guerra de Crimea de 2014, antesala de este conflicto. Casi un centenar de ucranianos han solicitado asilo político en la provincia desde entonces.

Según los informes anuales sobre el asilo político confeccionado por el Ministerio del Interior, hasta 2020 solicitaron la protección internacional ochenta personas, a las que habría que sumar aproximadamente -a falta de cerrar los últimos datos- otra decena del pasado ejercicio. Estas solicitudes suponen el 10% del total, siendo la quinta nacionalidad que más la reclama. Eso sí, muy por detrás de países latinoamericanos como Venezuela o Colombia.

(Más información, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)