Fútbol

MARTÍN G. BARBADILLO
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"Por resumir a lo bruto, el fútbol en Burgos se ha parecido al clima: inviernos eternos y cortos períodos de calor largamente recordados con nostalgia"

20 de febrero de 1977. Burgos CF 3 - Real Madrid 2. Barro y victoria, gradas de pie... Aromas a fútbol inglés. - Foto: Fede

¿Qué es? Se trata del deporte más popular en el mundo; imposible no saberlo.

Edad. Se da por canónica la fecha del 26 de octubre de 1863, cuando se iniciaron una serie de reuniones entre doce clubes de distintas escuelas londinenses, con el objetivo de crear un código de fútbol definitivo. Fue, por supuesto, en un bar, la Taberna Freemason's de Londres.

¿Y aquí? Los primeros testimonios de su presencia en la ciudad de Burgos se remontan a 1902 y, al parecer, se practicaba en el Parral. Pero yo no me voy a ir tan atrás. Me voy a limitar al periodo sobre el que he podido obtener testimonios directos. Son tres, de tres generaciones, para tener una perspectiva amplia: una persona que tiene casi cien años y una memoria inigualable; otra que ronda los setenta; y yo mismo, que soy eternamente joven. Y lo haremos con historias mínimas, retazos de la vida, para hacernos los modernos.

Pues tú dirás... Por resumir a lo bruto, el fútbol en Burgos se ha parecido al clima: inviernos eternos, y cortos periodos de calor largamente recordados con nostalgia.

¿Mucho páramo? Viajamos en el Transiberiano. Empecemos por el principio: en los años 50 había dos equipos en la ciudad en la misma categoría, Tercera División. Eran el Burgos CF y el Juventud.

¿Cómo el City y el United en Manchester o el Liverpool y el Everton? No te hagas el gracioso. Jugaban en Zatorre, el antiguo estadio de la zona sur. Mi primera fuente me cuenta que tenía una tribuna y una grada de pie y en medio estaba el terreno de juego, un barrizal de libro. La gente veía también el partido desde las ventanas de las casas colindantes y llenaba los muchos bares de la zona en la previa. Yo he visto fotos y tenía ese aspecto de los estadios ingleses de madera de ciudades pequeñas del siglo XIX. Pero había rivalidad, sí.

El derbi con mayúsculas. No te rías. Mi informante recordaba como si fuese ayer que en esos años un jugador del Burgos CF, de nombre Casiano, fichó por el Juventud, y en el derbi el público le dijo de todo. Además, marcó el gol que impidió el ascenso de su anterior equipo.

La gente lleva mal esas cosas. Sí, pero sigamos. En los sesenta el Burgos CF asciende y se consolida en Segunda División. Los habitantes de la ciudad crecen y se multiplican como una plaga y Zatorre se queda pequeño. En 1964 se inaugura El Plantío. En imágenes antiguas se ve gente subida en vigas y trepando por cualquier sitio para ver los encuentros importantes. Era otro mundo y otro fútbol.

Y otro tiempo. Todo era más de andar por casa, menos la pasión de los seguidores. Mi segunda fuente me cuenta que, en aquella época, la sede del Burgos CF estaba en un piso encima del bar El Deportivo, en la calle Sombrerería. Bares y fútbol, una vez más. Al parecer, los jugadores cobraban cada quince días; lo hacían de lo que se sacaba en taquilla el domingo y tenían que acercarse allí para pillarlo. Si ibas de los primeros recibías billetes, pero si te retrasabas te lo llevabas en calderilla.

Justo como en el Siglo XXI. Después llegó la Edad de Oro. El Burgos fue una leyenda en los 70. Ascendió a Primera División en 1971 y militó seis temporadas en la categoría durante esa década, haciendo morder el polvo a muchos de los grandes. Mi informante número 2 me narraba, como si todavía estuviese allí, el partido en el que Burgos ganó 5-1 al Athletic Club en El Plantío el 31 de diciembre de 1972. Y me soltó de carrerilla la alineación local: Marcos, Osorio, Escalza, Gómez...

Curioso el poder evocador del fútbol, una tarde se te clava en la cabeza de por vida. Así es. Ya lo decía el escritor argentino Fontanarrosa: "El fútbol que vale es el que uno guarda en el recuerdo."

En esa época, formaron con el equipo jugadores que los que los vieron no olvidan: Manzanedo, Tito Valdés, Kresic y, sobre todo, Juanito, mito imperecedero de la hinchada local. Pero amigo, como ya dijimos, el verano es corto.

¿Se acabó el sol? Problemas económicos, descenso administrativo y desaparición en 1983.

Pues vaya. Pero a partir de su filial, que militaba en Tercera, se crea un nuevo club, el Real Burgos.

A resurgir de las cenizas. Algo así. Fue como la Edad de Plata del fútbol local. El equipo ascendió constantemente y en siete temporadas estaba en Primera, donde jugó tres años a principios de los 90 y repitió las hazañas de su antecesor con figuras como Juric o Balint. De esa época la fuente soy yo mismo.

¿Y qué tienes que contar? Resulta que en el portal donde vivía con mis padres y mi hermano había un piso que habitaban varios jugadores del equipo. Pasó durante años. En el momento álgido, cuando eran unas estrellas de Primera, yo fardaba en clase de que bajaba con ellos en el ascensor. Pasaron unos cuantos de ese fantástico país que ya no existe, Yugoslavia, muy simpáticos como vecinos, por cierto. En el bajo del edificio había un bar, otra vez fútbol y bares, y los tipos se pasaban el día allí, tomándose lo suyo. También eran muy de Marlboro. Entonces no hacía falta esconderse, eran unos cracks y lo sabían. Pero luego llegó la nueva Edad del Hielo.

¿Otra vez? Un par de descensos, deuda impagable y desaparición o algo casi peor en 1994. ¿Y qué se hizo? Pues lo mismo que la vez anterior pero al revés: el Real Burgos dio paso a un nuevo Burgos CF.

¿Qué lío, no? Un poco, pero esta vez no se repitió la historia. El equipo ha languidecido entre Tercera y, sobre todo, Segunda B, con una sola temporada en Segunda, en 2001. El público ha ido mermando hasta juntar apenas a los más incondicionales capaces de resistir como osos polares a este invierno en todos los sentidos.

Entran escalofríos. Bueno, en los últimos años se ha reformado El Plantío a lo bestia y una familia argentina compró el equipo con idea de hacerlo great again. Los aficionados volvieron acudir al campo, pero con todo esto que está pasando está por ver en qué acaba el resurgimiento (en mayo de 2021 el equipo logró el ascenso a Segunda).

Bueno, es al menos una pequeña brisa cálida. Tal vez, pero las obras del estadio acabaron con los bares que había en los bajos del fondo norte, y ya has visto que bares y fútbol van juntos desde siempre. Para muchos el fútbol es ilusión... y bares para celebrar o llorar.

Si quieres parecer integrado. Y además asegurar tu supervivencia, abrígate bien si vas al fútbol y lleva algo sobre lo que sentarte.

Nunca, nunca, nunca... Te plantees si cualquier tiempo pasado fue mejor. No merece la pena.

* Este artículo salió publicado en el suplemento Maneras de vivir del pasado 9 de enero de 2021.