La abeja más laboriosa de Pradoluengo

P.C.P.
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Irene Saiz gestiona con una socia el hotel rural Casa Barría y el Albergue Municipal de Belorado en solitario. Ahora lanza Jalea Rural, un proyecto de educación ambiental pegado a su tierra y a las colmenas de su padre

Irene Saiz, en la recepción del hotel rural CasaBarría con los calcetines de Jalea Rural. - Foto: Luis López Araico

Jaleo y jalea. De todo tiene Irene Saiz. Y si no se lo busca. Gestiona en solitario el albergue municipal de Belorado y junto a su socia Esther Ungría el Hotel Rural CasaBarría, un precioso alojamiento de Pradoluengo con 6 habitaciones y 3 apartamentos que llevaba cerrado un año y que reabrieron en noviembre. «Ya sabíamos dónde nos metíamos. Igual no era el mejor momento pero sí era nuestro mejor momento», zanja para dejar claro que de su boca no van a salir lamentos. Es más, como buena abeja obrera, ha aprovechados los meses del ¿último? parón de la hostelería para dar forma a la tercera pata de su proyecto profesional y vital, que aún está aprendido a volar. «No he abierto agenda, me tengo que organizar. Ando en varios proyectos que están todos arrancando, no sé cómo va a ser la vida cuando tenga trabajo…», apunta. 

Jalea Rural, que así ha bautizado esta iniciativa, nace de la necesidad que siente de comunicar y divulgar «un mundo muy interesante y muy necesario en esta sociedad, que es el de las abejas, y acerca del que hay mucho desconocimiento» y al que los neófitos no se acercan por miedo a un ataque. Irene buscaba estimular otro picor, el de la curiosidad, pero las fotografías de los colmenares de su padre se le antojaban insuficientes. Ella quería llegar a transmitir «el olor, la sensación de estar allí». Y no ha encontrado mejor manera que compartir sus abejas con el mundo.

El proyecto consistirá en una visita al colmenar, en una finca accesible pero en pleno bosque, con la explicación del contexto natural de flora y fauna que le rodea y una introducción en la vida de las abejas, para después «ponernos los trajes de protección, abrir una colmena, ver y sentir lo que hacen y cómo viven», detalla.

Jalea Rural también va a permitir apadrinar una colmena y recibir un informe y vídeos de su actividad cada 15 días, además de poder decorarlo, visitarlo y obtener «los productos que saquemos de ella: miel, jabón de miel y cera y una crema», detalla. El pack se completa, como no podía ser de otro modo en Pradoluengo, con unos calcetines hechos en un taller familiar, con algodón orgánico. Con las abejas también trabajan «sin ningún tipo de procesado», una apuesta por lo ecológico y por cuidar el medio ambiente que también es la seña de Casa Barría. «Buscamos un turismo rural lo más sostenible posible, no tenemos envases de plástico, ofrecemos productos ecológicos, cervezas artesanas...», explica. 

Pero la comercial no es la faceta en la que Irene Saiz tiene más interés del proyecto, sino la educativa, «dar a conocer el mundo abeja», para lo que cuenta con la ayuda de su compañero, Raúl Botaya, jardinero y educador ambiental.

El amor por las colmenas le viene de su padre, Jesús Saiz. «Es el que sabe, el que lleva todo, pero yo me he dado cuenta de que llevo 15 años acompañándole y ayudándole y he aprendido un montón, no era consciente de todo lo que sé y todo lo que puedo aportar, soy educadora monitora y tengo ese poder de transmitir a la gente, de dinamizar…», asume. Empiezan con 25 colmenas pero pretende crecer gracias a los amadrinamientos y también extender el proyecto, complementarlo con una zona de juego libre, un paseo por la Senda de los Batanes… Arrancarán con las visitas en junio, si nada lo impide, cuando «las abejas están trabajando bien y se puede verlas en funcionamiento» y a partir de ahí no se marca metas. «Poco a poco», porque ignora cuál será la acogida de Jalea Rural. Pero sí conoce su propia respuesta. «He hecho cosas en Pradoluengo pero me faltaba algo». Ya no.