Juan Ángel Gozalo

Plaza Mayor

Juan Ángel Gozalo


Aguas turbulentas y algo sucias

21/06/2021

El agua un líquido incoloro, inodoro e insípido y una sustancia cuya molécula está compuesta por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno, pero en Burgos -más allá de la química- ha tenido extrañas adherencias ya desde los tiempos que precedieron a la creación de la Sociedad Municipal de Aguas de Burgos. Entre las razones principales para crear este órgano en 2010 estaba no solo mejorar la gestión, regularizar la situación del abastecimiento y extender la red al alfoz…, también reforzar el control administrativo y técnico, incluido el de las contrataciones del extinto Servicio Municipalizado de Aguas, donde la falta de transparencia, las bicocas, el nepotismo y dedismo… y otras prácticas oscurantistas contrastaban de plano con la calidad, limpieza y claridad del agua de la que siempre hemos presumido en Burgos.
No parece que cambiaron mucho las cosas en esta materia y para demostrarlo, la realidad y esa sospechosa quema, con nocturnidad y alevosía, de una ingente cantidad de ‘documentos antiguos’. Dicen que el papel lo soporta todo, pero en este caso, por lo visto, no debía ser así. Como cualquier burgalés, uno se pregunta qué contenían esos papeles mutados en negras pavesas para que su desaparición haya motivado tanta humareda … Sospechoso, cuando menos, que la incineración coincidiera con una reorganización interna en el control de contratos…
La decisión del bipartito gobernante y triunfal -cómo sacan pecho Daniel de la Rosa y Vicente Marañón a la menor de cambio- de ‘relegar’ al gerente de la empresa pública -en realidad le ha puesto la alfombra roja-, nombrar un nuevo director técnico y crear esa comisión de investigación -que, por cierto, ha forzado la oposición- para arrojar luz sobre las hogueras se antojan insuficientes. En este tema no se está dirimiendo solo confianzas y desconfianzas, quemas y responsabilidades orgánicas, políticas de esta y anteriores corporaciones… 
Hay más. La Sociedad Municipal de Aguas de Burgos necesita un profundo lavado con ese mismo agua cristalina que vierten los embalses de Arlanzón y Úzquiza. Urge su potabilización, depuración y saneamiento. La sociedad municipal, en definitiva, debe hacer su propio ciclo del agua. Tampoco estaría nada mal que, además del cloro, en este caso, se añadieran algo de jabón, unas gotas de lejía y, de paso, se aplicara piedra pómez. Siempre muy útil para eliminar roñas y suciedades. Turbulencias aparte, permítanme el juego de palabras, la Sociedad Municipal de Aguas de Burgos, como la Real Academia de la Lengua, debe hacer también honor a ese transparente lema de limpieza, fijeza y esplendor.