Carla Peyron gana el concurso GMchef Alimenta tu talento

B.G.R.
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Alumna de la escuela de la Flora, se ha impuesto a otros 5 compañeros, con Martín Berasategui como presidente del jurado, gracias a un buñuelo de queso trufado con un puré de boletus, acompañado de un crujiente de avellana y una crema de maíz ahumado

Carla Peyron gana el GMchef Alimenta tu talento - Foto: Patricia González

Nacida en Barcelona hace 26 años, Carla Peyrón recaló un buen día en Burgos como turista. Se quedó tan prendada de la ciudad que decidió fijar aquí su residencia. Ya contaba con experiencia en el mundo de la cocina (había estudiado un grado medio) y su especialidad en pastelería le había llevado a trabajar con algunos de los grandes chef del país. Restaurantes de Jordi Cruz, Martín Berasategui o los hermanos Torres fueron algunos de sus destinos anteriores, mientras que en la capital asesoró a Miguel Cobo en la carta de postres y colaboró en el laboratorio culinario de Antonio Arrabal.

Entre un trabajo y otro hubo un impás que coincidió con el plazo de matrícula de la Escuela de Hostelería de la Flora. No se lo pensó y se apuntó al grado superior de Dirección de Cocina. Este es su segundo y último curso en el centro educativo. «Ha sido una experiencia buenísima y tiene unos excelentes profesores», subraya la vencedora de la zona norte del concurso nacional de tapas GMChef Alimenta tu talento, promovido por la empresa GMcash, que hoy ha ganado tras disputar la final frente a otros cinco estudiantes de otros puntos de España en el Espacio Florida Retiro de Madrid.

Y lo ha hecho ante un jurado presidido por Martín Berasategui, con 10 estrellas Michelin, a quien acompañarán su discípulo Erlantz Gorostiza; las restauradoras Fina Puigdevall y Clara P. Villalón (esta última también bloguera), y el periodista gastronómico Jesús Terrés. Ha presentado la misma tapa, aunque «mejorada, con la que ganó una de las seis semifinales del certamen nacional, celebrada el pasado mes de septiembre en Bilbao.
Peyrón explica que se trata de un buñuelo de queso trufado con un puré de boletus, acompañado todo ello de un crujiente de avellana y una crema de maíz ahumado. «Tenía claro que quería representar productos locales de gran calidad», explica, al tiempo que detalla que para sorprender al jurado encargó una plantilla con la forma de la provincia como base del plato.

No sabe por qué su trabajo fue seleccionado para la final, aunque intuye que «se valoró mucho la técnica, el sabor y la originalidad», a lo que añade que también es importante «saberlo vender y que tenga detrás una historia». En este sentido, precisa que en su caso detalló al jurado el por qué de los productos usados y el hecho de que «se trataba de un homenaje a Burgos».

Hoy ha llevado parte de la tapa preparada porque tan solo tiene 50 minutos para la prueba.Gracias la victoria, realizará tres meses de prácticas en el restaurante de Lasarte de Berasategui, además de que el reconocimiento supondrá «crecer profesionalmente y corroborar que la cocina, y sobre todo la pastelería, más que trabajo es mi vida y mi pasión». Porque en su caso, sus postres no son sinónimo de dulce e incluso se atreve a incluir en ellos ingredientes como la carne o el pescado. De quedarse sin premio, tiene claro que continuará este camino y que lo hará en un obrador de París porque cree que es allí donde se encuentra la cuna de su especialidad.

Peyrón forma parte de la Selección Española de Cocina y en su currículo figuran ya más de un precio como el de la Copa Culinaria de las Américas o el Concurso Nacional de Trufa de Soria. En el certamen que compite hoy se inscribieron inicialmente 971 alumnos de 159 escuelas de España. Ella figura entre los seis finalistas. La suerte está echada.