Ocho meses después de la entrada en vigor de la criticada y aplaudida, según los gustos, Ordenanza de Movilidad, el nuevo marco normativo que regula el tráfico de vehículos y peatones en la capital burgalesa es ya una realidad a todos los efectos. Fue ayer cuando se colocaron en las 14 entradas de la ciudad las señales que advierten de que, con efectos automáticos, está prohibido circular a más de 30 kilómetros por hora en las cerca de un millar de calles con un único carril o con un único carril en cada sentido de la circulación, lo que significa que quienes excedan esa velocidad podrán ser multados desde hoy.

Los trabajadores de la empresa, Lacroix, la adjudicataria del contrato, trabajaron ayer en dos grupos. Uno de ellos se dedicó a colocar las señales en las entradas de la ciudad y otro comenzó a colocar 220 vinilos con el nuevo límite de 30 por hora en aquellas vías afectadas en las que había una señal explícita con la prohibición de circular a más de 40 o de 50 kilómetros.

La nueva señalización no se quedará ahí ya que en los próximos días se colocarán también otras 20 señales en las llamadas Áreas de Tráfico Restringido (ATR). Lugares por donde, además de los vehículos autorizados (como los de los residentes) sí se permitirá a las bicicletas y a los Vehículos de Movilidad Personal (VMP) de menor potencia circular por las aceras. Son según se recoge en el decreto de la Alcaldía firmado a principios de este año, Fernán González (hasta el número 66), Concordia, Avellanos (sujeta a regulación horaria), Alonso Martínez, San Lesmes, Gran Teatro y su pasarela, el puente Bessón y el paseo de la Sierra de Atapuerca.

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