La futura comisaría de Aranda vuelve a estar okupada

I.M.L.
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La Policía Local insta a los tres transeúntes que ocupan la zona baja del esqueleto del edificio a irse porque el Ayuntamiento de la capital ribereña estima que los trabajos de construcción podrían comenzar la próxima semana

Los tres hombres que utilizan la estructura de la nueva comisaría para alojarse preparaban ayer una frugal comida, en un pequeño fuego de campaña. - Foto: I.M.L.

El proyecto de construcción de la nueva comisaría de la Policía Local de Aranda apura sus últimos días parado. Una vez cumplimentado el trámite de la firma del contrato entre el Ayuntamiento y la empresa Peache, adjudicataria de estos trabajos, el edil de Obras, Alfonso Sanz, confía en que el inicio de las obras sea «inminente», marcando la próxima semana en el calendario para empezar a descontar los 17 meses del plazo de ejecución marcado en el pliego de licitación. «Ahora, con el incremento de los costes de las materias primas, las empresas son las más interesadas en acortar los tiempos, porque si una obra se alarga en el tiempo sale más cara», argumenta Sanz para justificar su creencia en que el edificio puede estar terminado antes de otoño de 2023.

Mientras llegan las cuadrillas de obreros y las máquinas, el esqueleto del edificio vuelve a estar okupado, como ya lo estuvo en temporada de vendimias. Desde el pasado fin de semana, tres hombres han buscado cobijo en la planta inferior del futuro inmueble. «Venimos a trabajar a Roa, pero aún no nos ha llamado el jefe», explica uno de ellos mientras prepara una frugal comida a base de garbanzos cocidos de bote en una vieja cazuela sobre un pequeño fuego de campaña. «Ya ha venido la policía y nos ha dicho que nos tenemos que ir, que van a hacer obras», reconoce ante el mutismo de sus dos compañeros.

Desde la Policía Local reconocen que son conocedores de esta circunstancia y que les han conminado a que abandonen este espacio, hoy «como muy tarde», informándoles de que pueden acudir a solicitar el apoyo que necesiten en los programas de Cáritas para transeúntes. 

Estos tres hombres tenían sus cosas recogidas en un rincón, a excepción de un colchón hinchable que tenían secándose al sol junto a una camiseta, pero el resto del espacio que ocupa el esqueleto de lo que será la nueva comisaría de la Policía Local presenta un estado lamentable. Además de un montón de escombros en una esquina, en el lado opuesto al que han okupado estos hombres hay importantes restos de una gran hoguera, aportando un olor a quemado que se percibe desde la antigua carretera de Valladolid.

La falta de vallado de la parcela no ayuda a evitar que este enclave se pueda utilizar para cualquier cosas, sobre todo la planta baja, ya que es la que permanece oculta del tránsito de peatones y vehículos. La planta de arriba no muestra signos de haber sido utilizada para nada, más allá de una pequeña pila de ladrillos nuevos en uno de sus bordes, ya que la falta de paredes la deja muy expuesta a las inclemencias del tiempo y las miradas de los que pasan.