La emoción vuelve a sentirse en el césped

Á.O.
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Un mes después de que se anunciase la vuelta a la competición en toda Castilla y León, el fútbol federado no profesional arranca de nuevo y devuelve la sonrisa a los más pequeños

La vuelta a la competición devuelve la sonrisa a los más pequeños. - Foto: Christian Castrillo

Más de un año después de jugar su último partido, todos aquellos que conforman el fútbol federado no profesional volvieron a pisar el verde junto a sus compañeros para disfrutar de nuevo de una diversión que echaban de menos. Han tardado en volver, y además lo han hecho entre algunas medidas de seguridad que han convertido un momento tan esperado en un día para recordar.

Pese a que los entrenamientos se reanudaron, en general, hace aproximadamente un mes (momento en el que la Federación de Fútbol de Castilla y León informó de que se retomaría la competición), los nervios para afrontar un día que llevaban tanto tiempo esperando eran mayores que nunca, sobre todo entre los más pequeños y entre algunas madres y padres que prácticamente habían olvidado lo que implica la sensación de ver a su hijo o hija sobre el césped.

En los campos de Pallafría o los del Sedano, así como en el resto de instalaciones deportivas que se encuentran en nuestra provincia, pronto los automóviles se transformaron en vestuarios debido a las restricciones que prohiben cambiarse dentro de ellos.

Las arengas y tácticas por parte de los entrenadores en los instantes previos al encuentro derivaron en palabras de advertencia sobre las nuevas normas y medidas que debían seguir. En este contexto arrancó la mañana de un sábado futbolístico que tanto extrañaban los miles de menores que conforman los más de 195 equipos provinciales de cadetes hacia abajo.

Las medidas no solo afectaron a quienes vestían de corto, también padres o madres aficionados tuvieron que acatarlas. Con un máximo de 25 personas por equipo y la prohibición de estar colocados en la banda de los banquillos, muchos de los presentes volvieron a sentir ese cosquilleo al ver a sus pequeños compitiendo. «Ya no me acordaba de los nervios que pasaba. Somos muy sufridoras», comentaban varias madres durante el San Felices- Vadillos de benjamines disputado en Pallafría.

Respecto a lo sucedido dentro del rectángulo de juego, muchos volvieron a vivir la tensión de un partido igualado o la alegría de marcar un gol decisivo en el tramo final. «¿Cómo no van a celebrar un gol así?», comentaba desde la banda Alfonso después de ver cómo su hijo adelantaba a los suyos en el Bupolsa-Burgos UD de categoría infantil. Y es que, entre las muchas medidas, se intentó evitar el contacto físico a la hora de celebrar los tantos. Las normas exigían guardar la distancia de seguridad, sin embargo, en ocasiones la alegría y la emoción de transformar un tanto venció a la normativa.

Los árbitros también vivieron una mañana que no olvidarán. «No sé ni cuántos años llevo arbitrando, pero un año parados se nota mucho», expresaba ‘Salo’ en el descanso de su partido. Por ello los colegiados se mostraron permisivos, siempre avisando del correcto uso de una mascarilla que a veces «ahogaba» a los jugadores, tal y como calificó Porras, jugador juvenil del Burgos Unión Deportiva, tras finalizar un choque en el que se notó «la falta de ritmo», pues hubo hasta cinco jugadores con problemas físicos en los últimos minutos. 

Algunas de las medidas que hacen distinta la vuelta a la competición:

1) Uso obligatorio de la mascarilla. La Federación de Fútbol de Castilla y Léon envió una circular informando del uso de la mascarilla. Ayer todos los presentes la llevaron puesta en todo momento a excepción de causa médica justificada. En el caso que algún jugador o jugadora no se la colocase correctamente, el árbitro debía advertir primero y amonestar después.

2) Distancia de seguridad. Una de las medidas que restó cierta esencia al fútbol es la que obliga a guardar la distancia de seguridad siempre que sea posible.Así, a la hora de celebrar un gol los miembros del mismo equipo se resistieron a hacerlo como les gustaría e intentaron contenerse en la medida de lo posible.

3) Aforo. Por cada encuentro disputado, únicamente pudo haber 25 personas por club observando el partido, incluyendo directivos, familiares, simpatizantes, etc. Cada club fue responsable de supervisar que esta norma se cumpliera y además, no se pudo ocupar el lateral externo del campo en el que se encuentran los banquillos para salvaguardar la distancia con los suplentes de cada equipo. 

4) Vestuarios improvisados. Otra de las medidas que provocó cierto caos fue la prohibición del uso de vestuarios, que solo se usaron para depositar los enseres de los jugadores durante la celebración del partido. Además, el aforo máximo en dichos recintos era de cinco personas. Por ello, los aparcamientos de los distintos campos deportivos de la provincia se convirtieron en vestuarios improvisados.

5) Uso de las tecnologías. Antes de comenzar los encuentros, los delegados de cada club entregaron las fichas que componían los titulares y suplentes de sus equipos a través de una nueva aplicación instalada en sus móviles. De esta manera se evita que el árbitro tenga que entrar en contacto con miembros de ambos clubes.