Los puestos de descenso todavía acechan al Mirandés. La victoria de la Real Sociedad B la pasada jornada, y la derrota de los rojillos, redujo su colchón hasta los cuatro puntos. Este sábado, los de Etxeberria juegan delante de su afición y buscan volver a ilusionar. Aunque, para lograrlo, deberán hacer frente a un club que mira muy arriba. El Cartagena de Rubén Castro rompió su mala racha el fin de semana y está a solo un puesto de la parte noble de la tabla.
El conjunto dirigido por Joseba Etxeberria llegó a a ampliar su ventaja con los cuatro últimos clasificados hasta los siete puntos. Sin embargo, el aciago enfrentamiento que disputaron en Butarque rompió esa tranquilidad. La semana que viene los rojillos visitan al filial de la Real, su perseguidor directo, por lo que no pueden fallar. De lo contrario, y si los vascos vencieran en Burgos este domingo, el Mirandés se pondría contra las cuerdas a sí mismo.
En cambio, el Cartagena no solo vive la competición de una manera calmada. Sino que, incluso, tiene ambiciosas aspiraciones. Los murcianos se sitúan ahora mismo a solo tres puntos del sexto. Una victoria en Anduva significaría que se reenganchan a la pelea por llegar a la primera división. Esta variación en su paradigma resulta muy llamativa, puesto durante el último mes parecían empezar a descolgarse de sus rivales cercanos.
El Cartagena estuvo cinco partidos sin conocer la victoria. Sin embargo, cuando menos se esperaba, retomaron las buenas sensaciones. Los blanquinegros le endosaron cuatro goles al actual líder, el Eibar. Este hecho llama la atención, en tanto que el planteamiento de Gaizka Garitano siempre ha destacado por su precaución y orden en la línea más atrasada.
En cualquier caso, lejos queda aquel Mirandés ilusionante que durante la primera vuelta parecía que tenía opciones de pelear por las posiciones que ahora ocupa el Cartagena. Los de Etxeberria están preocupados por abrir brecha abajo; su rival, al contrario, quiere que no se escapen los de arriba.
A veces, estas distancias en la tabla no tienen por qué percibirse sobre el césped. Ahora bien, los antecedentes que existen no son nada benévolos con los jabatos. En la ida, en Cartagena, los locales ganaron por un sólido tres a cero. Rubén Castro, el incombustible ariete español, marcó dos tantos y tuvo una actuación estelar. Aquel día, el Mirandés sumó más de diez remates, pero solo uno a puerta. Tal vez, ahora Etxeberria tenga la clave para reducir diferencias y garantizar la competitividad de los suyos.