«Me fascinan mi trabajo y el lobo, pero es un sinvivir»

P.C.P.
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José Miguel Sainz denuncia 10 ataques a su explotación en 4 meses, sin compensaciones, y teme lo peor cuando suban a la zona alta para aprovechar los inmejorables pastos de la zona noroeste de la provincia

Ternero víctima de un ataque anterior, aún con nieve en el monte. - Foto: DB

La última ha sido una joven potra, la noche del domingo al lunes, en un monte «pegado al pueblo, a 250 metros» de Rozas (Valle de Valdeporres), lo que le hace preguntarse qué será de sus animales cuando los lleve a la zona alta para aprovechar los inmejorables pastos de la zona noroeste de la provincia, entre Soncillo y Espinosa de los Monteros. «Esto es un sinvivir», afirma José Miguel Sainz, un ganadero al que le «encanta» su trabajo y le «fascina» el lobo, pero al límite de lo que puede soportar hasta el enamorado más ciego. 

«El ganado es como una droga, buena, siempre quieres mejorar, no quieres parar». Sin embargo, tras perder 12 animales en cuatro meses, 3 potros y 9 terneros, por 10 ataques que atribuye a lobos y ver cómo los costes no dejan de subir, siente el desaliento en la nuca y se pregunta si no debería replantearse su vida profesional. «Con 33 años igual es el momento. Soy un fanático de esto pero perder dinero un año tras otro... no», confiesa.

Sainz comenzó hace 11 años con 40 animales y poco a poco ha dado forma a la explotación que deseaba hasta sumar 180 vacas asturianas de montaña y más de 40 yeguas hispano-bretonas, ambas razas en peligro de extinción. Contaba con 42 terneros y 12 potros. «Pero hoy los tienes y mañana no. No sé de qué puedo disponer», lo que dificulta la planificación de inversiones. Solo ha podido recuperar 4 cadáveres cuyas muertes se puedan atribuir al cánido, pero tampoco ha recibido indemnización alguna. «Esto es insostenible», se queja. «11 meses dando de comer a la madre para que ahora no tenga ningún beneficio» y sí problemas, como por ejemplo lograr que se vuelva a quedar embarazada tras el estrés de perder a la cría.

Sainz no entiende a quienes «están en contra de las macrogranjas y luego quiere que los animales duerman en casa», por lo que como la Unión de Campesinos de Burgos (UCCL)aboga por un control poblacional del lobo -«yo sé cuántos animales tengo pero no cuántos lobos hay»- y la necesidad de articular de forma urgente compensaciones por los daños directos y el lucro cesante, que garantice la rentabilidad de las explotaciones.