En el mejor momento

CARMELO PALACIOS
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El Hereda San Pablo encadena tres triunfos ligueros consecutivos por primera vez esta temporada y sale del descenso casi tres meses después. Aquí, cinco claves de la reacción

Marc García y Vítor Benite expresan su inmensa alegría tras la remontada ante el Bilbao Basket en el Coliseum. - Foto: Jesús J. Matías

El 30 de enero de 2022, hace exactamente 40 días, era difícil imaginar que el Hereda San Pablo tendría en su haber siete victorias a estas alturas de la temporada. Aquella tarde el equipo burgalés fue zarandeado por el Baxi Manresa como si fuera un club de otra categoría y dejó unas sensaciones muy preocupantes tanto en juego como en energía. Tampoco ayudó la imagen ofrecida en la final de la Copa Intercontinental, en la que el Flamengo brasileño le dio un baño de realidad. A la vuelta de Egipto, Paco Olmos juntó a toda la plantilla y realizó una reunión para «mirarse a los ojos, hablar de compromiso» y darse cuenta de la delicada situación en la que se encontraban. Ahí, se empezó a fraguar la reacción y estas son sus claves.

La remontada
El despegue de la nave azulona no se entendería sin la agónica victoria ante el Bilbao Basket en el Coliseum, donde consiguió doblegar a uno de los equipos más en forma de la competición después de dos prórrogas. Fue la madre de las remontadas. Hubo lagunas importantes en el juego y bailó al son que quisieron los vascos durante la mayoría del choque, pero se vio una energía y un carácter que no se habían visto en Manresa. La defensa, la puntería de Marc García y el apoyo incondicional de la afición -un miércoles cualquiera- marcaron el camino. El triunfo supuso una liberación para los jugadores, a los que el peso de las derrotas cada vez les encogía más las muñecas. Ese desahogo se puso de manifiesto con una celebración eufórica, más propia de los títulos que habían ganado hace tan solo unos meses antes.

La defensa
Tras el parón y el brote de covid, el Hereda San Pablo volvió a la pista en Sevilla sin perder la esencia de lo que le había llevado al éxito contra el Bilbao Basket. Volvió a ejercer una defensa sólida y, por primera vez desde la época de Zan Tabak, el adversario se quedó por debajo de los 80 puntos. La intensidad defensiva maniató a las estrellas verdiblancas, al igual que ocurrió el pasado miércoles en Murcia con hombres del talento de Thadd McFadden, Jordan Davis o Isaiah Taylor. Eso sí, todavía se debe trabajar en el rebote.

Renfroe y Benite
No solo a base de trabajo se ganan los partidos en la mejor liga de Europa, sino que se necesita talento y de eso el Hereda San Pablo va sobrado. El problema era que no terminaba de aparecer. Alex Renfroe y VítorBenite han sido sombras de sí mismos durante gran parte de la temporada. Son jugadores que nunca se esconden y por eso se les han visto las costuras cuando no han estado bien, pero ya se van pareciendo a los que deleitaron a los burgaleses en los dos últimos años y eso es mejor noticia que cualquier fichaje. El americano desborda, dirige y anota, mientras que el brasileño cada vez ve el aro más grande. Su acierto exterior a la hora de la verdad en Sevilla y Murcia fue decisivo.

Los secundarios
Al crecimiento de dos de los 'pesos pesados' del vestuario se han unido también jugadores que hasta ahora habían tenido un papel más bien residual. Es el caso de Marc García, héroe ante el Bilbao y protagonista también en Murcia, o Maksim Salash, que al principio de la temporada no contaba para Tabak. Tanto el escolta español, ya recuperado de sus problemas cardíacos, como el ala-pívot bielorruso han mejorado al equipo desde el banquillo. Sin olvidar tampoco al joven Kristian Kullamae, entregado y atrevido cada vez que salta a la pista. También los fichajes se van acoplando, como demostró Landry Nnoko y, por momentos, Tarik Phillip, aunque todavía queda ver al mejor Jarell Eddie.

Fortaleza mental
Esa mejoría en el juego del San Pablo viene motivada en cierto modo por la confianza que dan las victorias y la fortaleza mental que está mostrando. Antes, solía venirse abajo con facilidad cuando el choque se ponía cuesta arriba, pero se demostró a sí mismo ante el Bilbao que no hay imposibles y salió de tres situaciones límite. Luego, ante el Betis y el Murcia tuvo que superar tras el descanso  pequeñas crisis en las que sus rivales amenazaron con romper el partido. Dos ejemplos de aguantar el tipo en momentos complicados para acabar asestando el golpe definitivo en finales ajustados. Poco a poco, Olmos está cambiando la cara al equipo.