Arlanza recoge más uva de la prevista pero duda del potencial

B.A.
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La vendimia se ha extendido durante un mes y se han recolectado más de 1.100.000 kilos. El fruto presenta índices málicos bajos, por lo que habrá que ver si cumple con las condiciones para poder convertirse en crianza o reserva

Así estaban los racimos de los viñedos de Bodegas Sierra, en Villalmanzo, a mediados de septiembre. - Foto: Foto Espínola

Satisfacción e incertidumbre son dos de las palabras que emplea el presidente de la DO Arlanza, Ramiro García, para definir la actual campaña con el 100% de la uva ya recolectada. Satisfacción por la producción obtenida, ya que a falta de cerrar las contabilizaciones de forma definitiva se han recogido 1.100.000 kilos de uva, más de los esperados al inicio y cuando lo habitual es el millón. También por su calidad sanitaria, muy sana, sin ninguna enfermedad ni hongos, pero con índices málicos muy bajos en general, lo que se traduce en una preocupación por cómo se va a comportar en la bodega. «Estamos expectantes por ver si los vinos de la añada 2022 van a servir para ser de guarda o no», explica Ramiro García en relación a la incertidumbre de si van a presentar las características idóneas para poder convertirlos en buenos vinos de crianza o reserva. 

«Está aún por demostrar. Cuando acaben las fermentaciones y el vino se asiente, comprobaremos analíticamente si tienen potencial suficiente», aclara. El calor y la falta de lluvia ha hecho que la planta haya absorbido su propio ácido málico, que es el que da estructura al vino. «Le ha servido como mecanismo de defensa para combatir la sequía, por eso en el momento de la vendimia el fruto no lo presentaba en un grado idóneo. Lo mismo sucede con otros oligoelementos, que quizá no se hayan fijado en las proporciones adecuadas», añade. 

Ramiro García asegura que si que presentan la calidad y las garantías suficientes para producir vinos jóvenes con medias crianzas. «Quizá parte de la producción se pueda sacar con crianzas justas, no largas, de 12 meses en barrica, no dando demasiada madera», explica el también bodeguero, que confía que así sea gracias también a la viticultura moderna. «Además, las tendencias del mercado nos hablan de consumidores que buscan vinos más ligeros y suaves, crianzas no tan marcados como los clásicos». 

Esta circunstancia, aún por certificar, supondrá que las bodegas de esta DO burgalesa y palentina obtenga menos valor añadido por su producto. «No se puede hablar de pérdidas, pero si es cierto que cuanto más envejeces un vino más valor le aportas y si lo tienes que vender como un joven se lo estas quitando, no vas o obtener ese renacimiento que si hubiera dado en unas condiciones normales», explica García, que recuerda que una de las características de los vinos de la DO Arlanza es que aguantan muy bien el paso de los años y que envejecen de forma más lenta. 

Otra de las peculiaridades que arroja la actual campaña es que se ha extendido en el tiempo durante un mes, desde el día 17 de septiembre hasta los primeros días de esta semana. «Esto para Arlanza es muchísimo tiempo, ya que el 80% de la producción se suele recoger en la semana en torno al 12 de octubre», señala el presidente de la denominación, que puntualiza que este año también mucha se ha recolectado sobre esos días, aunque ha existido un diferente grado de maduración en las distintas fincas que ha provocado que se haya prolongado. 

Rentabilidad. En cuanto a la cantidad ha sido superior a la prevista, ya que se pensaba alcanzar los 800.000 kilos antes del inicio y al final se van a supera los 1.100.000. En este sentido ha habido zonas donde los racimos no pesaban, tenían menos uvas, pero también otra, entre Villalmanzo, Santa Inés, Quintanilla y hacia Covarrubias, en la que llovió a finales de agosto. «Allí han madurado más y ha hecho que el número total haya aumentado», comenta García, que asegura que ha habido mucha diferencia entre la producción de unas fincas y otras. «Aquellas en las que el terreno tenía más nutrientes e hidrógeno las plantas han respondido mejor, y si encima recibieron agua ha provocado que hayan aportado ese plus de calidad y diferencial de la zona». 

Por estas características de la uva, que en algunas fincas ha sido más pequeña, este año también ha bajado su rendimiento, entre un 8 y un 10% menos que un año normal, en el que lo habitual es destinar un kilo de uva para elaborar 0,7 litros de vino.