«El placer que me da un abrazo dura más que el de la cocaína»

ANGÉLICA GONZÁLEZ
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Roberto Esteban, dos años 'limpio' y en terapia con Cruz Roja: «Llevaba 20 años sin reírme y ahora no paro. Y he recuperado mi autoestima»

Roberto Esteban, el pasado viernes, en la sede del Centro de Atención a Drogodependencias de Cruz Roja. - Foto: Valdivielso

Hay que ir muy hacia atrás en la biografía de Roberto Esteban para encontrar el origen de su adicción a la cocaína. «Tendría 18 años o menos cuando empecé a consumir», asegura este hombre de 51, que en diciembre de 2020 volvió -porque ya lo había intentado antes- al Centro de Atención a Drogodependencias (CAD) de Cruz Roja con la firme intención de desintoxicarse y desengancharse de una forma definitiva.   Y lo ha conseguido. Primero lo intentó de forma ambulatoria pero no funcionó e ingresó en una comunidad terapéutica de Palencia de donde salió limpio. Durante todo ese tiempo ha contado con el firme apoyo de su familia y el de los profesionales del CAD -sobre todo su terapeuta, la psicóloga Elvira Pardo, pero también la trabajadora social Sonia Arroyal y el coordinador, Carlos Domingo de la Torre-: «Yo solo no hubiera podido hacerlo, sentirme apoyado me ha dado fuerzas y aún me gusta venir por aquí para charlar de lo que me pasa, para pedirles consejo o para saludar». 

No es ni la sombra de lo que era, reconocen los técnicos que le atienden. Antes de que comenzara el proceso de dejar la cocaína, Roberto estaba todo el día empastillado con psicofármacos -tiene patología dual, es decir, que a su adicción se le suma una enfermedad mental que los profesionales solo trabajaban con fármacos-, adormilado, entristecido y con el único objetivo de quedarse en su habitación tomando psicofármacos y fumando cocaína «porque esnifada ya no me hacía nada». 

Ahora es todo lo contrario: «Llevaba veinte años sin reírme y ahora no paro pero, sobre todo, ahora me quiero, yo tenía un fuerte problema de autoestima pero he aprendido a mantenerlo a raya igual que a mis otros trastornos», afirma, riéndose y entre bromas y veras.

No le duelen prendas en reconocer que estaba muy asustado antes de ingresar en la comunidad terapéutica y que era bastante pesimista sobre lo que allí iba a conseguir pero, para su sorpresa, tuvo una adaptación rapidísima: «Si estás abierto y te dejas llevar tanto por los profesionales como por el grupo las cosas funcionan. Por supuesto que es un esfuerzo cambiar tanto de ti mismo pero también es muy alta la gratificación».

Roberto ha recuperado su vida y dice, muy orgulloso, que ya no toma ni una pastilla. Ha vuelto a estudiar -en breve terminará su formación como auxiliar de Enfermería y no descarta seguir estudiando para formarse como técnico de rayos- y le encantaría incorporarse al mercado laboral. También ha retomado la relación con sus hermanas, perdida por causa de las drogas y, sobre todo, insiste, «se quiere»: «Ahora disfruto de un abrazo, de un guiño, de tomar un café... El placer que me provocan duran más que el de la cocaína, que por más que tomaba nunca era suficiente. También sé que este proceso de limpieza no ha terminado y no terminará nunca. Soy un adicto y voy a tener que estar alerta siempre», recalca.

Juan | Lleva dos meses en Abaj tras cinco años apostando

«Ahora me encuentro libre y tengo clarísimo que no voy a recaer»

No quiere dar su nombre ni que, remotamente, se sospeche quién es. «Este es un problema global. No es el quién sino el qué», asegura por teléfono este joven de 23 años, que vive en Burgos, al que llamaremos Juan y que desde los 17 hasta hace dos meses ha estado jugando a diario y compulsivamente a la ruleta. De forma presencial y a través de las muchas páginas web donde se puede hacer. Las apuestas no solo le aligeraron el bolsillo de entre 20.000 y 30.000 euros sino que le trajeron muchos más problemas emocionales y con la gente de su alrededor; tantos, que tuvo que pedir ayuda psicológica y allí, en la consulta de su terapeuta y por el consejo de ella decidió ir a la Asociación para la Rehabilitación del Juego Patológico (Abaj), la asociación burgalesa que presta ayuda a los jugadores patológicos. 

«El primer día no fue duro. No sentí ninguna vergüenza cuando tuve que ir allí porque estaba al límite y sabía que tenía que hacerlo, que había que pasar por ello, escuchar a la gente que está como yo y hacerme escuchar a  mí también, en definitiva, que tenía ganas de ir y empezar», explica. 

No ha pasado mucho tiempo desde que ha empezado la terapia pero ya se encuentra muchísimo mejor y sorprendentemente convencido de que no va a volver a apostar en su vida. «Ahora me encuentro libre y tengo clarísimo que no voy a recaer porque el juego es tremendo y, como con otras adicciones, hace que no te cuides a ti mismo y, por supuesto, que no cuides a la gente a la que quieres». 

Este mensaje tan optimista y motivador no es ingenuo, qué va. Juan, que parece un tipo muy inteligente, sabe que los que han pasado son solo los primeros días de una larga travesía para la que se encuentra preparado: «Es una decisión muy reflexionada después de mucho tiempo teniendo la rutina de jugar a diario y más cuando estaba agobiado. Por eso y porque tengo mucha fuerza de voluntad estoy convencido de que la abstinencia va a ser para siempre».

A su favor no solo tiene esta voluntad tan férrea sino los datos que avalan el trabajo que desde 1989 lleva realizando Abaj (https://ludopatiaburgos.es/) con un índice de rehabilitación que llega al 90%. La atención terapéutica que reciben quienes están afectados por el juego patológico es de entre 250 y 300 horas anuales por cada paciente o familiar y amigo de los afectados, que son los otros grandes damnificados. En este sentido también reflexiona Juan: «Llegó un momento en el que me di cuenta de que no solo estaba perdiendo oportunidades sino que estaba haciendo daño a gente que me importa mucho». 

Quiere que se hable de ludopatía, que se hable mucho porque, dice, es «un problema global que afecta a millones de personas que se sienten atrapadas y por eso cuanto más se recuerde, mucho mejor». Quien como Juan piense que puede tener un problema con el juego puede llamar al teléfono 627409707 y de forma inmediata va a ser atendido. Sin listas de espera.