Intervienen la residencia de Adrada por deficiente atención

ADRIÁN DEL CAMPO
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Las familias de los mayores allí ingresados están disconformes con el trabajo y la gestión en este centro ribereño. En los de Aranda el problema es la falta de pruebas

Vista aérea de la residencia Valle del Cuco Ribera del Riaza, en Adrada de Haza.

La Junta de Castilla y León, a través de sus servicios sociales, intervino ayer la primera residencia de ancianos de la provincia de Burgos durante la crisis del coronavirus. Se trata del centro de mayores Valle del Cuco Ribera del Riaza del municipio de Adrada de Haza. La institución autonómica tomó la determinación de actuar en la residencia después de comprobar que no tenían el personal suficiente para asumir la atención de los usuarios.  Mientras los servicios públicos estaban ya en el centro de mayores, los familiares de los internos recibían la confirmación del fallecimiento de uno de los residentes, aunque como apuntan las propias familias, se desconoce si por COVID-19 u otra patología.

A la muerte datada ayer, hay que sumar otros datos. Según informan los propios familiares, 14 de los 48 ancianos están en aislamiento por síntomas relacionados con el coronavirus, en su mayoría fiebre, aunque en ningún caso se ha confirmado que padezcan la enfermedad. A su vez, como conoció este martes el Ayuntamiento de Adrada, cuatro trabajadoras del centro permanecían en sus casas al sufrir también síntomas asociados al COVID-19. Este hecho, la falta de personal por bajas es uno de los que cita la Junta para la intervención.

Los familiares de los internos fueron los que destaparon las negligencias cometidas en el Valle del Cuco. Como acusan, llevaban meses recibiendo noticias de «la falta de atención» a la que estaban expuestos sus mayores y la crisis vírica fue la gota que colmó el vaso. Esta misma semana fueron las propias familias las que dijeron basta. Llamaron a  la Gerencia de Burgos para denunciar los hechos. En un principio les dijeron que la situación no era cómo la describían, que la Guardia Civil no había detectado irregularidades. Pero las familias insistieron. «Sabíamos que solo había dos empleadas para 48 residentes, que no había ni médico ni enfermeras... y que la saturación era total», declaran los allegados.

Tras seguir en contacto con las autoridades y en contra de la propiedad de la residencia, que mantenía que «no pasaba nada», por fin consiguieron que los servicios sociales de la Junta inspeccionaran las instalaciones. De esta forma, ayer mismo se materializó la intervención del centro. «Estamos más tranquilos. Hemos respirado al saber que los servicios sociales estaban allí», reconocen mientras matizan que conocer la muerte de uno de los residentes fue «un jarro de agua fría». A partir de este momento, una funcionaria de la Junta estará al frente del Valle del Cuco.

(Más información, en 40 páginas en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)