«Echo de menos al político que se deja la piel por Burgos»

G. ARCE
-

No presiden, no representan, no quieren foco... Pero son parte esencial de esta ciudad. La crónica de Burgos se escribe en las vidas de quienes ayudaron a construirla. Rafael Pizarro es uno de esos hombres y mujeres y esta es su historia

Rafael Pizarro mantiene su presencia en las ejecutivas de las patronales de las gasolineras provincial, regional y nacional. - Foto: Alberto Rodrigo

Roa de Duero. No se entiende a Rafael Pizarro sin el pueblo y los viñedos de la Ribera donde nació hace 62 años y donde se ha ido tejiendo la vida como empresario del vino, el cereal y los carburantes. Su voz cavernosa -radiofónica, sin lugar a dudas- ha hecho temblar a más de un político y también reír a los muchos que le aprecian y con los que siempre comparte un buen tinto. En su conversación mezcla un punto de mala hostia, otro de coña marinera y otro tanto de honestidad sin fisuras, y no tiene ningún pelo en la lengua (solo en el bigote), virtudes todas ellas que le han llevado -muy a su pesar, a veces- a encabezar muchas causas justas y a liderar el mundo empresarial desde frentes muy diversos. 

Ha presidido las patronales de las gasolineras provincial, regional y también nacional, donde todavía participa en sus ejecutivas; ha sido vicepresidente de la Federación de Empresarios de Comercio (FEC) en los tiempos de Jesús Ojeda, y de la Cámara de Comercio e Industria, con Antonio Méndez Pozo. En todas estas instituciones ha dejado poso y sigue siendo bienvenido. 

Lo de emprender le viene de familia y desde muy lejos. La rama paterna prosperó en el cereal: el abuelo fue pionero en el Servicio Nacional de Productos Agrarios,  el Senpa, donde luego trabajó su padre Francisco, que regentó almacenes de grano y abonos en Estépar. La familia materna también se dedicó al secano y a la madera. El bisabuelo Juan fue quien construía con tablones la plaza de Roa, donde llegaban los toros desde el campo guiados por los mozos a caballo. El abuelo Gregorio compaginó la fábrica de lejías Crespo con un comercio de ultramarinos, donde Felisa, la madre de nuestro protagonista, empezó a trabajar cuando apenas contaba 9 años. «Ella se subía a las cajas para llenar la báscula de frutas para vender...». 

Felisa perdió a su madre de niña, pero siempre presumió de «cinco madres», una de ellas la bisabuela Margarita, de apellido Emaldibarra, que da nombre al primer vino que se elaboró y se elabora en la bodega Picrés Vinícola, que hoy regentan los tres biznietos:  Paco, Rafael y Raúl. «Era una mujer buena y muy trabajadora», resume el segundo orgulloso. El vino Emaldibarra se elabora en La Horra, con  uvas de los viñedos de Fuentecén.
Roa y Santamaría del Campo llenaron la niñez de Rafael. A los 9 años entra en el internado de los Jesuitas en El Molinillo, del que guarda recuerdos «extraordinarios» y buenos amigos. Le gustaba la mecánica y, tras terminar bachillerato, entró al Padre Aramburu para estudiar maestría industrial, que terminó en San José Artesano. «Tenía en mente hacer ingeniería industrial pero me lo pensé y me fui a trabajar con mi padre a los 21 años».

Su primer empleo estuvo en el almacén de cereales y abonos de Estépar, «cargando camiones y tirando de sacos..., trabajando con la gente del campo». En el 87-88 conoció a un empresario de estaciones de servicio amigo de la familia y a los hermanos les picó la idea de emprender en el mundo de los carburantes.

Acudieron a Campsa para hacerse con una concesión administrativa y abrieron su primera estación en Mansilla de Burgos, hoy ya cerrada; luego se quedaron con la de Roa de Duero y abrieron otro área de servicio en Basconcillos del Tozo, también operativa.

Lo del vino fue buscar «más patas para sostener todo el edificio» de los negocios familiares, resume. «Te crees que cuando empiezas es una cosa de diez o quince años y ya está en marcha, pero el tema de la viticultura es toda una vida... Todavía estoy aprendiendo. El vino se hace en la viña, que es la que marca las grandes diferencias, no en los edificios de 8 millones de euros. Para hacer un buen vino necesitas una buena uva; una buena barrica que ejerza de pulmón;un gran enólogo (Serafín Moya en nuestro caso); temperatura constante y nunca tener prisa. El vino necesita tiempo en bodega, evoluciona continuamente». Pizarro repite varias veces la palabra 'calidad', la llave para que una bodega pequeña y familiar pueda competir en el mercado con las grandes.

Comercio. Una de las mejores etapas de su vida, reconoce, se gestó cuando pisó la Federación de Empresarios de Comercio, «donde crecí como persona, porque conocí a mucha gente con la que hoy mantengo una amistad sincera, y como empresario, porque hoy veo las cosas de otra manera». 

Isaac Peña, presidente de las estaciones de servicio entonces (sucesor de César Cabestrero y Blas de la Villa, entre otros, de la patronal burgalesa), incorporó al sector de los carburantes a la FEC en tiempos de Carlos Olivares como presidente de los comerciantes, y éste invitó a Rafael Pizarro -ya como presidente provincial de las gasolineras- a formar parte de su comité ejecutivo. En la mesa estaban empresarios como su amigo Gregorio González, Manuel Herreros, Lucio Merino, Alfredo Medel, Miguel Ángel Redondo, Juan Carlos Crespo y «alguno más, y que me disculpen...». «Muchos días cenábamos en la FEC durante las largas reuniones que celebrábamos». Jesús Ojeda asumió la presidencia tras Olivares «y junto a él estuve doce años como vicepresidente. Jesús fue un antes y un después en la Federación».

Compartió la vicepresidencia de la FEC con la de la Cámara de Comercio, «que fue una gran suerte, una etapa de la que guardo mucha gratitud».

Y entre FEC y Cámara, la patronal nacional de las estaciones, palabras mayores. «Jamás en mi vida he optado a puestos de responsabilidad, siempre han contado conmigo. Llegué a ciertos puestos, no por ambición, sino por circunstancias de la vida», advierte. 

Y ahí están los resultados. «En la Cámara de Comercio de Málaga me nombraron presidente nacional del sector de las gasolineras y de lo que más orgulloso estoy es que cambié los estatutos y se acordaron 4 mandatos de 2 años como máximo en la presidencia. Los cumplí, entre 2007 y 2015, y me marché».

Gracias a su amigo 'Goyo', Gregorio González, la patronal nacional de las gasolineras entró en la Confederación Española del Comercio y Rafael Pizarro formó parte de la Comisión de Industria y Energía de CEOE. La presidía entonces Antonio Garamendi, hoy presidente de la patronal pero en su juventud compañero de internado en los Jesuitas de Burgos. «Casualidades de la vida...». Hoy el sector de las gasolineras está integrado plenamente en CEOE.

Tantos años dan para muchas peleas. Fue sonada la que tuvo con Asebutra, con los transportistas que instalaron su aparcamiento y su gasolinera en la carretera de Logroño. «Denunciamos estas instalaciones porque no eran las correctas y el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León falló a favor nuestro. Agradezco, en este sentido, la labor de la Cámara y del entonces secretario general, José Luis de la Villa; de FAE, de FEC y del Ayuntamiento de Ángel Olivares».

El contencioso, recuerda, se saldó con un acuerdo que no perjudicaba a nadie y dejaba «las cosas bien». «El Ayuntamiento se comprometió a que cualquier parcela pública para instalar una gasolinera en Burgos, se ponga a pública subasta para que puedan entrar todos y nunca se conceda a dedo. Y que siempre haya un acceso directo a la estación...». El Supremo también falló a favor de las gasolineras y, «si nos hubieran tenido que indemnizar estaríamos entre 30 y 40 millones con cargo al Ayuntamiento. Renunciamos a ese dinero porque no lo pagaría el alcalde de turno, sino toda la ciudadanía».

Aquel conflicto lastró el desarrollo del aparcamiento de camiones de Villalonquéjar IV, «una instalación que hoy no quiere nadie y que no cumple con la normativa ni tiene las condiciones mínimas para ser un aparcamiento».

Pese al conflicto, al día siguiente Asebutra se asoció a la patronal local Adesbur «y sin ningún problema hasta la fecha...».

Otra pelea sonada la motivó la estación de servicio de la Aduana, «queera ilegal, pese a estar detrás de la misma la Administración, el Ayuntamiento». El Supremo falló y la ley se cumplió, por mucho que le pesase al alcalde Juan Carlos Aparicio, recuerda Pizarro.

' Céntimo sanitario'. Todavía le deben pitar los oídos a la entonces consejera de Economía de la Junta, Pilar del Olmo, tras la guerra desatada por el 'céntimo sanitario', el impuesto extra que recaudaba la Junta con los hidrocarburos comercializados en las estaciones de Castilla y León. «Los camiones y los coches tienen la costumbre de rodar y repostar en las estaciones más baratas, lo que no solo obligaba a parar en otra comunidad a los de paso, sino a pagar más dinero a los conductores de Castilla y León que permanecían aquí».

Burgos, recuerda con precisión, perdió en torno al 25% del carburante comercializado en la región; de cada 4 litros que se dejaron de vender, 1 correspondió a la provincia. «Burgos casi llegó a perder hasta el 38-40% en ventas y, curiosamente, Vitoria subió el 40-45% y esos datos se enviaron puntualmente, mes tras mes y durante casi 4 años, a Juan Vicente Herrera y Pilar del Olmo... Al final tuvimos razón». El sector estimó una pérdida de 700 millones de euros solo en recaudación directa y un daño extraordinario a las empresas de la región que vieron encarecidos sus portes y productos por un combustible más caro. «¿Hubo alguna dimisión o cese? Ninguno... Sentí mucha impotencia, les demostramos la verdad con sus propios datos».

De aquel conflicto surgen reflexiones para el contencioso actual de los carburantes por las nubes por la guerra en Ucrania. A este respecto, explica, el 50% del precio del carburante es impuesto y no es lo mismo un 50% con un litro a un euro que a dos, como ocurre actualmente. «Ahora administran el doble de impuestos y es más fácil administrarlos para favorecer a las familias y las empresas. Estamos ante un problema de gestión, no de recaudación. Mi madre siempre dice que la economía de la nación es como la economía de la familia, tiene que estar bien gestionada». 

Políticos. «Burgos tiene un tejido empresarial impresionante a pesar de las decisiones políticas que sufrimos. No tenemos buenas comunicaciones, ni carreteras, ni ferrocarril, ni aviones, pero sí una raza de emprendedores y trabajadores que se dejan la piel. Nuestras empresas dan envidia», reflexiona este empresario. «Echo de menos aquí la reivindicación de los políticos de otras zonas de España. Esos que se dejan la piel defendiendo lo que tienen que defender y no aguantando carros y carretas para mantener su puesto y justificar el sueldo que le paga el ciudadano».

Se retuerce en su silla cuando habla de la A-11, la autovía de la Ribera, que lleva 30 años pendiente... «Falta un compromiso real con Burgos... El problema es que los buenos, los capaces y los que saben no están en el puente de mando y no quieren estar con esta banda de políticos que tenemos, que un día nos dicen una cosa y otro la contraria».