Jesús de la Gándara

La columnita

Jesús de la Gándara


Palabras

31/10/2022

Suelo ver en mi consulta a personas que no quieren tomar pastillas porque les tienen miedo, prefieren la psicoterapia, que consiste en usar la palabra como instrumento terapéutico. Yo les digo, ¿por qué tienen miedo a la pastilla y no a la palabra?; piénselo, ¿qué le ha hecho más daño en su vida una pastilla o una palabra? 

Pero, dejémoslo para otro día, hoy me preocupan las palabras, su empleo arrojadizo, como piedras o lanzas. Lanzar es curiosamente uno de los orígenes de palabra, que viene de parábola, que significa lanzar fuera de sí, para poder comparar. Con las parábolas se pueden lanzar enseñanzas u ofensas, se puede hacer el bien o el mal; cuidar, consolar, curar, o agredir, herir, matar incluso. Usar algo para herir o matar es un crimen, palabra que también tiene un origen curioso. Procede de un denominador común a todas las lenguas europeas que es krein, de donde salió el griego krinein, separar, cerner, discernir, cribar. Los romanos, gentes de leyes, decían cernere, que significaba separar culpables de inocentes para proteger a estos. Por eso a los criminales los metemos en la cárcel, que significa lugar separado por rejas. Si se fija, todos los orígenes y caminos de las palabras nos llevan al Diccionario, que es el lugar donde se guardan los dichos, los decires del pueblo, para una vez limpios, fijarlos y darles esplendor, lema de nuestra RAE, la casa de la sabiduría por excelencia.

¿Que a qué viene todo esto? Viene que estos días la palabra criminal se ha convertido en noticia mediática, generando en unos adhesión y en otros repulsión, pero en la mayoría justificada inquietud o vergüenza, porque nuestros políticos caigan con tanta frecuencia en el crimen de usar las palabras para arrojarlas y dañar, en vez de para discernir y mejorar, como debería ser. 

Volviendo a sus propios orígenes, el uso de la palabra criminal, en el sentido de separar y cribar, es lo que deberíamos hacer el pueblo para protegernos de los políticos que usan mal las sagradas palabras. Y a ellos obligarles a que antes de aceptar el cargo visiten el templo sagrado de la RAE donde nuestros sabios limpian y fijan el lenguaje, para que aprendan a usarlo con esplendor en vez de arrojarlo con procacidad.

ARCHIVADO EN: Empleo, RAE, Leyes