La gala con la que la asociación Down Burgos agradece a las empresas que forman parte del Club Estela el apoyo a su firme apuesta por la inserción laboral de sus usuarios adultos fue ayer inusualmente larga. Más de dos horas tardaron los asistentes en poder llevarse un pinchito a la boca, tras la profusión de discursos y aplausos escuchados en el patio del claustro del NH, algunos atronadores. Semejante extensión es, en realidad, una extraordinaria noticia, porque significa que la entidad que aglutina en Burgos a las personas con una copia extra del par cromosómico 21 ha ampliado su red empresarial. Y eso significa que en Burgos hay más jóvenes con síndrome de Down y trabajo. Ese es el objetivo, por muchas razones, destacadas ayer por los premiados.
La gala, conducida por la periodista Lydia Sainz-Maza un año más, comenzó con las palabras de la recién nombrada presidenta de Down Burgos, Begoña Carpintero, quien destacó que los jóvenes que se preparan en la entidad para la vida autónoma no ansían un trabajo por dinero, «sino por sentir que forman parte de un equipo».
Si en algo coinciden, año tras año, todos los representantes de las empresas premiadas es que los trabajadores Down aportan un valor añadido en forma de buen ambiente, empatía y alegría en los equipos en los que se integran. Las instituciones y firmas agasajadas ayer fueron el Ayuntamiento de Burgos, la UBU, Glaxo SmithKline, Fundación Adecco, Autovican, Bricomart, Burger King, CaixaBank, Landa Palace, Telepizza, FAE, Diputación, Ayuntamiento de Quintanadueñas, Proyecto europeo SUSKIDS, de la UBU. Los discursos de los representantes de las entidades reconocidas ayer tienen como hilo conductor el agradecimiento a esos jóvenes trabajadores a los que dieron una oportunidad en un momento dado y por razones muy distintas, pero que, en general, acabaron por sorprenderles a todos.
Es el caso del director general de Autovicán y del Grupo De Santiago, Fernando de Santiago, quien reconoció que «hace solo cinco años» él animaba a otros a colaborar hasta que decidió «adquirir el compromiso y hoy puedo decir que estoy muy satisfecho». Cogido por el hombro en todo momento tenía a Sergio Ramos, burgalés de 24 años y madridista, pero también empleado del almacén. «Es un trabajador que se gana cada euro, pero lo que no se paga con dinero es el buen ambiente que crea; es un tío valiente, que dice lo que piensa y que está preparado para la vida cotidiana. Animo a que pongáis muchos Sergios en vuestras vidas», dijo el empresario, ganándose uno de los aplausos atronadores de la noche.
(Más información en la edición impresa de Diario de Burgos)