Los riesgos de la N-120

D. ALMENDRES
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Los vehículos pesados aumentan el efecto de la alta densidad de tráfico en una vía con travesías estrechas y zonas de adelantamiento delicadas

La presencia de vehículos pesados es permanente. - Foto: Alberto Rodrigo

No se puede explicar de forma milimétrica o con un argumentario básico por qué la N-120 es capaz de enlazar siete años sin lamentar accidentes mortales y, del mismo modo, protagonizar los peores registros de siniestralidad entre las nacionales pendientes de desdoblar. Sin embargo, sí hay factores que influyen en el incremento de la peligrosidad de una vía a todas luces obsoleta para conectar con garantías dos capitales de provincia como son Burgos y La Rioja.

¿Cómo es posible que un corredor vital en la red de carreteras del Estado ni siquiera esté en condiciones de atisbar en pleno 2023 la puesta en marcha de la futura autovía en su paso por la provincia de Burgos? Mientras los usuarios se mantienen a la espera de que la voluntad política acelere la construcción de esta infraestructura, la vieja vía presenta una serie de deficiencias difíciles de entender a estas alturas de la película.

Aunque el trazado no presente de forma oficial puntos problemáticos recurrentes o puntos negros, los cruces de acceso a núcleos de población, los pasos estrechos y las delicadas travesías que afectan a algunas localidades de la provincia como Villafranca Montes de Oca, Belorado o Zalduendo multiplican los riesgos.

El tramo de La Pedraja tampoco ayuda a aumentar la seguridad, sobre todo en caso de que se produzca una avería o haya nieve en la calzada porque en esas situaciones se retrasa la actuación de las asistencias. En ese caso, el corte preventivo de la circulación se realiza en Castañares -sentido Logroño- o en Villafranca -en sentido Burgos- para dar una salida a los usuarios. «Una incidencia en esta vía provoca que se estire mucho la cola de retención, pero si ocurre en el puerto es difícil habilitar un carril o dar un paso alternativo», explican desde la Agrupación de Tráfico de la GuardiaCivil. 

Todo eso, sin contar otros efectos negativos de la nieve. Con el firme descarnado en algunos pasos de La Pedraja, la presencia del manto blanco o del hielo -ahora presente en las escapatorias- multiplica el peligro. Eso sí, en la Guardia Civil destacan el buen servicio que ofrecen las máquinas en las jornadas más complejas.

La visibilidad y fluidez del tráfico también disminuye en varios puntos de una vía con un gran volumen de vehículos pesados.  Sin alternativas para los camiones, los adelantamientos multiplican su peligrosidad en zonas con líneas discontinuas no prolongadas. «Algunas maniobras se producen al limite», explican los agentes de la Benemérita.

A pesar de estas circunstancias tan particulares, la alta velocidad también tiene su espacio protagonista en las rectas de este corredor de un carril por sentido.Por ello, la Guardia Civil insiste en una labor preventiva y de control que garantice al máximo la seguridad de los usuarios.