Del 'sorpasso' a la absorción

Agencias
-

PP y Cs han pasado de socios a ser prácticamente uno en Andalucía, especialmente tras el fichaje de Marín en la Junta. Queda por ver si ambos partidos irán en listas conjuntas a las municipales

Del ‘sorpasso' a la absorción

La historia del Partido Popular y Ciudadanos en Andalucía refleja a dos formaciones que en solo cuatro años han visto cómo su relación no ha hecho más que transformarse: han pasado de ser los máximos rivales, con el grupo naranja buscando un sorpasso en 2018, a ser «mejores amigos» en el Gobierno autonómico y después a la práctica absorción en cargos públicos de quienes fueron sus dirigentes.

El penúltimo capítulo fue la elección de Marta Bosquet, expresidenta del Parlamento de Andalucía, para ponerse al frente del Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria (Ifapa), apenas una semana después del nombramiento del exlíder de Cs y exvicepresidente de la Junta Juan Marín como presidente del Consejo Económico y Social de Andalucía. Unos movimientos con los que el dirigente del PP-A, Juanma Moreno, culmina el fichaje de los que han sido los principales referentes de del grupo naranja durante dos legislaturas. 

No obstante, el último episodio podría ser el que ha abierto ahora Moreno, con las eventuales «listas conjuntas» de cara a las elecciones municipales. Esa posibilidad ya la planteó el popular para las pasadas autonómicas, pero fue rechazada. Los comicios dieron después una histórica mayoría absoluta a los conservadores y dejaron fuera del Parlamento a los liberales.

Moreno ofreció entonces a Marín ser consejero y él lo descartó para irse de la primera línea política, aunque el goteo posterior integrando a los responsables de Ciudadanos no ha parado y él ha aceptado ahora presidir el órgano económico. El retorno a la vida pública del exvicepresidente regional es solo un caso más de la absorción emprendida por el dirigente andaluz, una estrategia que comenzó a forjarse en la anterior legislatura por la buena sintonía entre ambos durante los cuatro años de la coalición.

La consejera de Empleo por cuota de Cs con el Gobierno bipartito, Rocío Blanco, sigue en el cargo e incluso ha sido integrada en la dirección nacional de los populares. La exconsejera de Igualdad Rocío Ruiz, que encabezaba la corriente crítica con Marín, ha sido elegida por cuota del PP para el Consejo Audiovisual de Andalucía. El exportavoz parlamentario Sergio Romero está en el Instituto Andaluz de la Juventud de Cádiz, y quien le sustituyó en la Cámara andaluza, Teresa Pardo, es delegada territorial de Justicia en Málaga. No obstante, pese a esta cada vez más larga lista de nombramientos, desde Cs minimizan el goteo de bajas, mientras miran ya hacia las primarias de enero para dirimir el liderazgo del partido.

Puente hacia un sentido

Las absorciones naranjas evidencian el «puente» que ha unido a ambos partidos desde hace unos meses, aunque en un único sentido, dirección al PP. La veda se abrió tras los comicios, fecha en la que cumplió el pacto de no agresión que firmaron (desde el Ejecutivo autonómico) en plena legislatura por el peligroso trasvase que se estaba produciendo. Denominaron a ese documento «acuerdo de garantía de estabilidad» en el Gobierno, y en él se incluía su compromiso mutuo de no aceptar ningún traspaso de cargos públicos en la región hasta las próximas regionales.

El Ejecutivo se mantuvo unido, incluso después de que Moreno decidiera adelantar la cita con las urnas con el argumento de la situación económica y la falta de un presupuesto, y el resultado de los comicios acabó demostrando que la rentabilidad de la acción de gobierno fue para los populares.

Cs, que ostentaba la Vicepresidencia y medio Gabinete, no sacó ningún rédito de un mandato que protagonizaba Moreno. Pero, además, tuvo que hacer frente a la importante crisis nacional que atravesaba el partido y a las peleas internas en Andalucía, que dividieron el grupo en la Cámara y pusieron en problemas el liderazgo de Marín. Y es que, desde el inicio del Ejecutivo bipartito en 2019, el discurso naranja no difería casi en nada del del PP: parecían un único partido.

La sintonía que evidenciaban a diario Moreno, Marín y Elías Bendodo, por entonces portavoz, dejaba claro que los conservadores no veían a a los liberales como un peligro desde hacía tiempo. Es más, las elecciones demostraron que los andaluces habían mimetizado la acción autonómica con la «marca» de Moreno, sobre todo durante la pandemia, y se olvidaron de una formación en caída libre a nivel nacional, como era Cs.

Ahora, una gestora intenta pilotar su destino, y los naranjas buscan reconstruir un edificio casi en ruinas, que se ha quedado sin sus pilares básicos en Andalucía, iniciando una gira de urgencia para la refundación con las municipales en el horizonte. Por el momento, no contemplan las listas conjuntas y quieren presentar a sus candidatos el 11 de noviembre, aunque los antecedentes no son halagüeños.