La Blanca Paloma regresa a casa

Laura Ramírez (EFE)
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El fervor y la devoción vuelven con más ilusión que nunca a una aldea del Rocío repleta de peregrinos, que no quisieron perderse a su Virgen tras dos años de espera por la pandemia

La Blanca Paloma regresa a casa - Foto: JULIÁN PÉREZ

Fervor y éxtasis. Así se sintieron ayer los miles de peregrinos y almonteños tras el regreso de la Virgen del Rocío a la aldea onubense después de 33 meses sin poder realizar el camino a causa de la pandemia. Vestida de Pastora, la Blanca Paloma volvió a su Santuario, al pie de la marisma de Doñana, desde aquel 20 de agosto de 2019 que abandonó la cripta.

Después de muchos días de espera, los peregrinos arrancaron el camino a última hora del pasado sábado, cuando los almonteños se hicieron con la imagen vestida de Pastora y la sacaron a hombros ante el fervor de todos los congregados.

A partir de ahí un paseo de más de ocho horas, de nuevo por las calles del pueblo, que servía de despedida y agradecimiento por una hospitalidad que ha devenido mucho más larga de lo habitual.

Eran pasadas las 6,30 horas de ayer cuando la imagen enfilaba el Camino de los Llanos y ponía rumbo a casa, a la aldea del Rocío, siempre arropada por un hervidero de gente que la ha querido acompañar en este regreso esperado y anhelado por la familia rociera.

Esos 15 kilómetros de senda dejaron a su paso estampas únicas, cargadas de espectacularidad, pero, sobre todo de devoción y emoción, las de todos aquellos que lo están viviendo en primera persona bien con la expectación de ser la primera vez, bien con la nostalgia de que quizás sea la última o con el simple deseo de tenerla cerca.

Y entre ese río de gente las Abuelas Almonteñas, admiradas por tantos por el privilegio de portar en sus manos los enseres de la Blanca Paloma, y que siempre la acompañan durante el trayecto.

Unas estampas que se completaron con sonidos, los de las salvas de escopetas, de las palmas, los vítores y las plegarias.

Pese a esa gran afluencia no se registraron incidencias y «todo transcurrió con normalidad», indicado Macarena Robles, la concejala del Rocío.

La imagen alcanzó por fin la aldea a media tarde, justo en ese momento, las camaristas volvieron a descubrirla, en uno de los instantes más emocionantes. A continuación, la Virgen paseó por las calles de la localidad, un pueblo que la esperaba desde aquel mayo de 2020 cuando tenía que haber regresado.

De esta forma, la aldea recuperó ayer su razón de ser, sabedora que en los próximos días va a ir recibiendo a cientos de miles de peregrinos para participar en la Romería, en una edición que es la del reencuentro, la de revivir sentimientos guardados durante los dos últimos años.

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