¿Por qué no crece Aranda de Duero?

L.N.
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La capital ribereña sigue lejos de alcanzar la previsión de 50.000 habitantes que se manejaba hace 15 años. Los expertos avisan: "Se va configurando como sitio de paso, no de desarrollo"

¿Por qué no crece Aranda de Duero? - Foto: Jesús J. Matías

Han pasado 16 años desde que el Ayuntamiento de Aranda de Duero encargó el llamado Plan 50.000. Su objetivo era alcanzar una población de 50.000 habitantes tras permanecer estancada en torno a los 30.000 vecinos. En la actualidad, según los datos del Instituto Nacional de Estadística, la capital ribereña cuenta con 33.084 empadronados, de los cuales 17.063 son mujeres y 16.021 hombres. Es cierto que la cifra real podría ser mayor, dado que existe un porcentaje de población que, pese a vivir o trabajar en Aranda, no están censados. No obstante, aquella meta de los 50.000 habitantes sigue lejos de cumplirse. ¿Por qué no crece la ciudad? Los expertos consultados lo achacan a factores económicos, pero también sociales y culturales. 

En primer lugar, el catedrático de Escuela Universitaria del Departamento de Economía Aplicada en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Burgos, José María Calzada, defiende que el Directo "es un tema clave para el desarrollo económico de Aranda". A su juicio, resulta "esencial" recuperar esta línea, aunque sea para mercancías. Considera que se ha de insistir en su reapertura ya que "una deficiencia del sistema radica en el abandono del tren frente a la carretera". 

Después, cita razones "más profundas" que es "más complejo contrarrestar". Calzada se refiere a la tendencia universal hacia una concentración poblacional. Se camina hacia ciudades cada vez más grandes. Ahí está el ejemplo de Madrid. Así, si una empresa se plantea dónde ir, el catedrático argumenta que en Madrid tendrá más probabilidades de encontrar tanto recursos humanos como mercado. "La economía capitalista tiende a generar desequilibrios territoriales y económicos", asegura al respecto. 

No obstante, recuerda que Aranda y la Ribera son casi las únicas zonas con un crecimiento demográfico más o menos sostenido en la provincia y una comarca con dinamismo, gracias, por ejemplo, a la viticultura. "Las perspectivas antes de la DO eran muy distintas. Se arrancaban viñas y ahora, sin embargo, es un revulsivo importante". 

Entonces, ¿qué haría falta para que crezca Aranda? En opinión de Calzada, ser capaces de atraer más actividad económica, algo que según dice se ha hecho bien ya que la ciudad cuenta con compañías como Michelin, GSK o Pascual. También facilitar la instalación de nuevas firmas y aprovechar su situación estratégica. "A partir de ese entramado empresarial, apoyarse en él y animar a otras a que vengan", remata, tras subrayar que "la población va donde hay empleo". 

"Debe ser más". Como no todo es dinero, el psicólogo e investigador de mercados ribereño Mauro González apunta otros aspectos que frenan la llegada de más habitantes. El primero, que el ocio "está muy limitado", algo que choca con el arquetipo del hombre sobreestimulado que prima en la sociedad. "Hay que trabajar mucho todo lo relativo al ocio, cambiar la imagen de Aranda, que los jóvenes no la vean como un lugar aburrido". 

González recalca que la villa atesora más valores que el cordero y el vino y que, por tanto, "tiene y debe ser más". Tras defender que "hay que darle otra vidilla y crear una ciudad no monocolor", advierte: "Aranda se va configurando como sitio de paso y no de desarrollo".