El próximo 21 de mayo la Fundación Mayo Rey fleta una más de sus expediciones -tan solo frenadas por la pandemia de covid- para atender las necesidades sanitarias de la aldea Rey Bouba donde desde hace años se levanta un hospital, que fue construido íntegramente con fondos burgaleses. Al frente de la misma -que la componen especialistas en Traumatología y Cirugía y personal de Enfermería de Burgos y otras provincias- está, como siempre, el pediatra y presidente de la entidad, Emilio Sastre, acompañado por su incondicional Chema García Peraita, bombero jubilado y pieza imprescindible para que las cosas funciones en ese centro sanitario en el corazón de Camerún. Nunca se van con las manos vacías pero, en esta ocasión, se atreven a solicitar, una vez más, la ayuda de la ciudadanía para que dos criaturas de 12 y 9 años puedan caminar.
A él ya le conocemos. En enero de 2018 Abdul Fatou ocupó la portada de este periódico con su cara de pillo y sus muletas de madera con las que llegó a Burgos. Aquí se le realizó una prótesis a la que enseguida se adaptó y con la que pudo volver a África para hacer una vida normal porque hasta entonces ni acudir al colegio podía. Si todos los casos de los niños de Sastre son especiales, el de Abdul fue un poco más allá. «Le debíamos una pierna», llegó a decir entonces el pediatra. Y es que en 2016 se la tuvieron que amputar para que no muriera. Un muro en el que estaba jugando se le cayó encima causándole una fractura de fémur y produciendo un aplastamiento de los músculos de la pierna izquierda.

(Más información en la edición en papel de hoy de Diario de Burgos)