El osario estará listo en mayo y los restos se incinerarán

R.P.B.
-

A falta de la firma del acta de comprobación del replanteo, las necesarias obras de rehabilitación de esta infraestructura del cementerio se iniciarán por fin en marzo

Estado actual del osario. - Foto: Alberto Rodrigo

Era una cuenta pendiente, urgente y necesaria. Hace varios lustros que el osario del cementerio de San José se encuentra en un estado deplorable. Su estructura constituía un peligro y decidió perimetrarse con un vallado para evitar males mayores. A ese mal estado se le unió hace ya unos años otro poblema: la llegada de numerosos nuevos restos procedentes de aquellas sepulturas cuya concesión había caducado sin que se renovaran. Esto obligó al Ayuntamiento de Burgos a almacenar los restos en uno de los edificios anejos al camposanto para evitar que algún empleado de éste sufriera algún tipo de percance al depositarlos en el osario. Por fin, las obras de rehabilitación de esta infraestructura van a comenzar.

Tal y como ha confirmado a este periódico la concejala de Sanidad, Blanca Carpintero, a la espera de la firma del acta de comprobación del replanteo, la actuación se iniciará este mes de marzo. Y se calcula que las obras concluirán en dos meses, esto es, en torno al mes de mayo. Respecto de los restos, dentro del contrato establecido con la empresa que va a llevar la obra se contempla la incineración. Así, se sacarán los restos que aún están en el osario para proceder a su cremación. Una vez realizado el proceso, las cenizas regresarán al osario en el espacio previsto para ello. La inversión total para la rehabilitación de esta zona del camposanto capitalino es de 300.000 euros.

Como ya publicó este periódico, la inclusión de esta obra no estaba incluida en el primero borrador del presupuesto elaborado el pasado año, pero se hizo una modificación presupuestaria de urgencia para este fin. Desde el año 2004, el osario no ha hecho más que recibir restos de tumbas cuyas concesiones habían caducado. Aunque el Consistorio intentó desde 1998 localizar a familiares de esas sepulturas, decidió abandonar la búsqueda en muchos casos infuctuosa y ya ese mismo 2004 exhumó, etiquetó y trasladó al osario común los restos enterrados en un total de 254 tumbas para ofertarlas en nueva concesión después de haber intentado localizar a algún allegado de los titulares de esas sepulturas durante seis años. Desde entonces, y hasta hoy, se ha ido repitiendo ese proceso e incrementándose el número de restos con destino al osario hasta que éste dejó de acogerlos por su mal estado.