El contrato que quiere licitar el Ayuntamiento de Burgos para la redacción de proyectos encaminados a lograr que los edificios municipales tengan un «consumo energético casi nulo» está pensado para la consecución de este objetivo y de ahí que en los pliegos que en este momento se están analizando en el área de Contratación se establezca que los adjudicatarios deberán lograr un ahorro mínimo en los consumos del 30%.

Será requisito indispensable que en las propuestas que se trasladen se realice una transición para que los edificios municipales reciban suministro de fuentes de energía renovables y una de las grandes novedades pasa por la incorporación de la filosofía Do no significant harm principle (DNSH), cuya traducción literal del inglés viene a ser la del Principio de no Causar Daño Significativo.

Este desconocido concepto para los no iniciados en la materia debe cumplir el objetivo de no ocasionar un perjuicio significativo a los objetivos medioambientales» y en el tema que ocupa se concreta, según detalla el concejal de Urbanismo, Daniel Garabito, en que las empresas que acometan una reforma sean capaces de reutilizar en la propia obra el 70% del residuo que se genera.

A la hora de valorar las ofertas presentadas a este concurso, el criterio económico tendrá un peso de 50 puntos pero los otros 50 restantes dependerán de los juicios de valor. Es decir, de la experiencia que, por ejemplo, puedan acreditar por la ejecución de proyectos similares y por otras exigencias en las que puedan demostrar su solvencia técnica.

Este contrato, según añade el concejal socialista, «no está pensado para edificios singulares», como puede ser la Casa Consistorial ya que ahí entiende el equipo de Gobierno que será necesario un trato especial y un proyecto propio.

El objetivo es adjudicar el contrato este año, decidir en 2023 por qué edificios se quiere empezar y ejecutar obra ya en 2024.