Hay cosas que para mí son de cajón, que hay que hacerlas sí o sí, y que no tienen contestación. Como, por ejemplo, reciclar en casa. Yo soy muy fan. Siempre aparto el vidrio, el cartón, el plástico y el metal, hasta que acumulo unas cantidades razonables de cada y entonces, lleno de orgullo y satisfacción, las acerco a uno de los no pocos contenedores dedicados a tal fin que hay en nuestra capital castellana. Y hasta hace poco todo ha ido relativamente bien hasta que ha empezado a ir relativamente mal. Les cuento. Desde hace unas semanas no hay manera de encontrar contenedores que no estén hasta la bandera y más arriba, o incluso rodeados de bolsas con plásticos o cajas con cartones apoyadas en ellos. Yo no sé si es que de pronto todos los vecinos de mi barrio hemos decidido reciclarlo todo de golpe y porrazo o si es que la cadencia de recogida empieza a ser bastante poco, digamos, cadenciosa.

Y esto no dejaría de ser una mera anécdota que les cuenta un señor pesado que escribe en el Diario si no fuera porque, además de atiborrados, los contenedores de la ciudad se encuentran en un estado cada vez más precario. Cojos, sin gomas, con las tapas desencajadas, golpeados y con la pintura descascarillada… Vamos, que hay muchos contenedores que es verlos y entrarle a uno ganas de tirarlos en el contenedor de al lado. Por lo de reciclar, y eso.

Y ya sé, y he visto, que desde el Ayuntamiento llevan semanas anunciando que se están cambiando todos los contenedores viejos por unos modelos nuevos y resultones. Y avisan que la cosa va por fases. Y esas fases, aparentemente, son 'de afuera para adentro', porque los contenedores nuevos solo los he visto en barrios periféricos de la ciudad. Y ojo, que no digo que allí se lo merezcan menos, pero no estaría mal que, hasta que se sustituyan todos, el mantenimiento de los antiguos sea, cuanto menos, razonable. Y es que, para este Halloween, como ornamento terrorífico, hay muchos que dan el pego porque dan bastante miedo, pero creo que la imagen general para la ciudad es bastante penosa. Y además cabe pensar que, al paso que va la burra, para cuando se sustituyan todos ya estarán los nuevos de ahora hechos unos zorros, como los viejos.

 @VladimirConV