Rosalía Santaolalla

Sin entrar en detalles

Rosalía Santaolalla


De plástico fino

05/05/2022

El año que viene, si nada se tuerce, vendrán a Burgos 400 científicos investigadores de -atención- el campo de las capas finas y los recubrimientos. No creo que vayan a hacer como los imaginé yo al enterarme: emulando al Humphrey Bogart en Sabrina, ese Linus que aprovechaba una fiesta organizada por su glamurosa madre para demostrar a los invitados la resistencia del último plástico fabricado por las poderosas industrias Larrabee, subiéndose encima y saltando. Aunque sería divertido, no me digan que no. Más allá de mis pajaradas, además de interesante, es importante, como el trabajo que están realizando los científicos del ICCRAM con las materias primas críticas y sus aplicaciones para la industria. Ellos se dejan las pestañas investigando, los periodistas lo contamos, las empresas adaptan esos avances y solo falta que las administraciones reconozcan la ciencia como un camino imprescindible para el desarrollo de la sociedad actual. Que la reconozcan con hechos, no solo con palabras.

No hace tanto que nuestros representantes se daban golpes en el pecho gritando a los cuatro vientos lo importante de la labor de científicos y sanitarios. Y ahora que no hay pandemia aunque sigue habiéndola -ya me entienden- hemos vuelto a las andadas. Ayudas a investigadores claramente insuficientes para ser contratos dignos, sobre todo para los científicos que desarrollan proyectos en el extranjero, esos de los que luego presumimos; contratos covid para sanitarios que no se han renovado, Atención Primaria de nuevo estrangulada, cada vez con menos oxígeno, consultorios rurales sin actividad aún. Esos consultorios que se iban a reabrir pero que, a la vez, nunca se habían cerrado, si hay que hacer caso a lo que dicen los que deciden sobre los servicios en los pueblos, aunque no los pisen. Como Maroto, renovado senador del PP por Castilla y León al que no le salen las cuentas con las provincias que tiene la comunidad. Igual es que habla de oídas. Un poco como el papa Francisco cuando habla de las suegras.