Una tertulia renacentista con Instagram

A.S.R.
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Un grupo de jóvenes se revuelve contra la «debilidad de la cultura en nuestra ciudad» y crea el Ateneo Burgalés, con sede en el Café Polisón, para fomentar el debate interdisciplinar

Neila Rodríguez y César Palacios forman parte de la junta directiva. - Foto: Patricia González

Se antoja la tertulia más un aquelarre de señores de gesto adusto, mirada con monóculo y canas en la sien que de jóvenes recién salidos de la adolescencia, barbilampiños y con el móvil en la mano y, sin embargo, son estos últimos los que alientan el recién creado Ateneo Burgalés. César Palacios y Alejandro Quecedo, activista que estos días participa en la Cumbre del Clima, son los cofundadores de esta propuesta que nace como respuesta «a la debilidad de la cultura en la ciudad», según reza en el manifiesto colgado en Twitter e Instagram.

«Hablando sobre la oferta y su dinamismo llegamos a la conclusión de que no era boyante y creímos necesaria una iniciativa que congregara a los jóvenes con inquietudes», recuerda Palacios (19 años) al tiempo que observa que la puntilla que los empujó definitivamente fue el anuncio del cierre de La casa de las musas, en la que habían pensado como sede. «Vimos que era urgente».

Reivindican una visión renacentista, «y leonardista», del conocimiento, pero por eso del espíritu multidisciplinar que quieren habite en sus reuniones, que no por que abominen del mundo virtual. Estas se presumen fundamentales. «No dejamos de vivir en esta época y, además, si queremos atraer a jóvenes y no tenemos redes sociales lo tenemos muy mal», advierten el propio Palacios y Neila Rodríguez, ambos miembros del órgano directivo, que ayer contaban el qué, cómo, quién, dónde, cuándo y por qué en el Café Polisón, el mismo local que será testigo del renacer de las tertulias a orillas del Arlanzón.

La idea es celebrarlas cada dos semanas los sábados. La primera tendrá lugar el 4 de enero a las seis de la tarde. La dinámica será sencilla. Se convocará a través de las redes sociales, se abrirá la inscripción (por limitaciones de espacio y evitar que se convierta en un gallinero), uno de los coordinadores propondrá un tema, lo introducirá relacionándolo con una obra literaria, una pintura y una película y desatará el debate. La música sonará para poner la guinda a cada convocatoria.

«Aunque está abierto a todo el mundo, sí queremos animar a los jóvenes que quieran aprender y promover la cultura, que falta hace en Burgos. Hay muchas actividades para gente más mayor y más pequeña, pero no para los de nuestra edad, en torno a los 20 años», lamenta Rodríguez y avanza que esperan contar de manera puntual y especial con figuras relevantes (Óscar Esquivias y Álex Grijelmo están en sus oraciones).

La monotonía no va con el Ateneo Burgalés. Cuando estas reuniones se conviertan en costumbre y la maquinaria vaya rodada, quieren dar un paso adelante y aumentar su colaboración con la cultura burgalesa llamando a las puertas del Ayuntamiento, de la Asociación Provincial de Libreros y de cualquier agente que la promueva «en una época en la que la docilidad tecnocrática refrena el pensamiento crítico». 

 

Fragmentos del manifiesto

«Solo mediante la acción y la suma conjunta de ‘todas nuestras voces’ podremos lograr un espacio común de reflexión, debate, coloquio y contraste de ideas»
«En ningún momento queremos que esta iniciativa fomente el dogmatismo ni los prejuicios. Nadie posee la verdad absoluta porque ni siquiera sabemos lo que es»
«Es el propósito de nuestro Ateneo que nadie se sienta como una isla cultural. Porque todo Robinson tiene derecho a encontrarse con su Viernes. Y aquí todos somos Robinson y a la vez Viernes»
«La cultura necesita más que nunca de mentes juveniles y despiertas que la saquen de nuevo a flote»