Melgar cambia de ritmos

P.C.P. / Melgar de Fernamental
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El colombiano Edwar Camilo Cuchivaguen, conocido como Spat Lion, compone temas de dancehall, explora el rap y el trap español, y lanza su sello de grabación desde una habitación con vistas a la torre del centro cultural Santa Ana

Desde la ventana del espacio en el que ha instalado su estudio de grabación Camilo se ve la Plaza de España de la villa melgarense, donde vive desde hace 7 meses. - Foto: Valdivielso

Desde que el cartel de una cadena de supermercados reemplazó al de la mítica Las Vegas 2 y la pandemia se adueñó del espacio público, anda Melgar buscando su melodía. «Le falta un poco de chispa. Me contaban que hubo una discoteca, que había más movida…», confiesa Edwar Camilo Cuchivaguen Numpaque mientras se asoma al balcón desde el que ve la Plaza de España de la villa y suenan las campanas de la torre de la antigua iglesia de Santa Ana, hoy convertida en centro cultural.

De puertas adentro, en esa habitación, Melgar tiene otros ritmos, mucho más pegados a la calle. Rap, trap, drill, dancehall, reggae... Los que este joven de 28 años ha ido recolectando en una evolución musical que inició en su Bogotá natal, ha madurado en España e ignora dónde terminará. «Voy de ciudad en ciudad, buscando mi norte. Empiezo por Almería, paso por Málaga, Granada, Toledo, Madrid y me vengo para acá. Siempre buscando dónde me voy a sentir bien», explica Edwar Camilo.

Conocido musicalmente como Spat Lion, todo empezó con una actuación en el colegio, en lo que llaman las izadas de bandera, donde los estudiantes exponen sus dotes ante el resto de la comunidad educativa.Ese primer grupo se llamó Escribas 90 y en él le acompañaron dos colegas,Jorge y Fabio.

Primero fue Spat (Stilo Plasmado Ante Todos), el grafitero. Con la música se puso el apellido. Desarrolló un proyecto ligado al barrio, con una escuela de grafiti, otra de canto, un festival con los chicos de mi barrio, una emisora... «Un proceso social con los niños del barrio. Empecé por ahí, me gustaba apoyar a la comunidad», explica.

Después se juntó con su hermano y evolucionaron al dancehall, una versión más bailable del reggae  con la que llenaban bares y discotecas en Colombia. Les pagaban por ir de un lado a otro, con su música, a fiestas de piscina, playa o río. Sin embargo, Edwar quiso salir de su zona de confort. «Mi sueño era venir a España, nutrirme de conocimientos y llenarme de ritmos que yo desconocía», explica, mientras cita a Violadores delverso y a ZPU. 

«Aquí la gente no baila mucho pero tiene mucha poesía, tiene mucho que decir. Mucho rap contestatario políticamente, socialmente… Estoy también asimilando el contexto social de la gente porque acá la gente vive bien, en realidad tienen un nivel de vida muy bueno. En Colombia cantan de cómo les tocó salir del barrio. Es gente que hace música urbana pero que tuvieron que salir desde abajo. Acá es diferente. Otro contexto», detalla.

De hecho, reconoce que en su Bogotá natal no se podría permitir adquirir el equipo con el que ha montado un estudio de grabación para lanzar su propio sello, Fénix.«Lo que tengo acá en Colombia vale mucho dinero», apunta. Además de la libertad que le da no tener que depender de otros y verse obligado a grabar canciones con el tiempo y el precio tasados, quiere ayudar a otros artistas de los registros musicales que él controla.

«No pretendo cobrar una cantidad exuberante, pero sí ofrecerles un proyecto sólido. Tengo el conocimiento completo de todo el proceso, también de cómo monetizar tus canciones, de la estrategia publicitaria, porque soy diseñador gráfico. Hago mis logos, edición de fotografía, los agregadores de contenidos… Yo me lo hago todo», explica. Ya tiene sus primeros clientes, en Ibiza y en Almería, y muchos proyectos en mente. «Soy muy positivo. Estoy bien, todos los días trato de sacar lo mejor que pueda, esto no es fácil», confiesa. De momento, en Melgar de Fernamental, donde vive su suegra, aunque no sabe por cuánto tiempo.«No me gusta arraigarme, me queda mucho de conocer de España. Tengo aspiraciones de seguir buscando en dónde Fénix puede llegar a consolidarse y a hacer un negocio, llegar a entrar a nuevos escenarios», sueña este músico, mitad rapero, mitad reguetonero.

La mujer y el rap. «No es lo mismo estar a 28 grados tomando un cóctel de coco que un día como hoy aquí, con este frío», ejemplifica Edwar Camilo Cuchivaguen para explicar el último tema que ha publicado, Gatubela. «Es para la mujer. La esencia del dancehall y de la música caribeña es la mujer», una música sensual y fiestera que difícilmente encaja en el invierno burgalés.
Spat Lion trata de «manejarse bien» con las letras y evitar «pasar ese punto de lo sensual a lo vulgar. Trato de mantener la esencia, sin llegar a denigrar a la mujer. Trato de hacer mis rimas, obviamente con un toque picante, pero no pasándome», apunta para insistir en que su verdadera alma está en el rap. «Es la esencia de todo género urbano. Los reguetoneros empezaron de raperos. Este es rapero, es poeta. Más allá de la vestimenta y de cómo se expresa. Todo empieza por ahí. Para freestylear (improvisar) hay que tener calle».

 

 

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