Hay fotografías y fotografías. Están las que realiza cualquiera con un teléfono móvil en el bolsillo y están las que retratan al fotógrafo de oficio. El que huye de filtros y poses, mima la luz, cuida la composición y busca el equilibrio en los colores; el que se deja arrastrar por la inquietud de brindar algo nuevo a quien observa esas instantáneas, brujulea por caminos insospechados y avanza hacia adelante sin perder de vista el pasado. A estos pertenece Isaac Martínez Sacris. De profesión: fotógrafo. Siempre reconocible en sus imágenes y siempre provistas de un nuevo hallazgo.

Esta dualidad brinda Greguerías-Bodegones, la exposición que inaugura en el Consulado del Mar esta tarde (19.30 h.) y mantendrá en la sala del Espolón hasta el 9 de agosto.

Caravaggio, Zurbarán o Dalí afloran en la colección de bodegones. Estos grandes pintores tornan en musas para Sacris, que debuta en este género. Con el reto de emularlos con el objetivo en vez de con pinceles, se metió en el estudio. Todo comenzó con una vela. Se propuso realizar una serie con la única iluminación de una candela y los huevos como hilo conductor.

(Más información, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)