Aunque aún falta más de un año para los próximos comicios municipales, el alcalde, Daniel de la Rosa, empieza a pensar ya en clave electoral. Lo hizo ayer en la presentación de su candidatura para revalidar la secretaría general de la Agrupación Local del PSOE (el congreso se celebra este sábado y se presume un paseo triunfal), momento que aprovechó para lanzar los mensajes que, con toda seguridad, repetirá en numerosas ocasiones de aquí a mayo de 2023.

De la Rosa defendió que en la próxima cita con las urnas solo habrá dos opciones. O un Gobierno del PP con la «ultraderecha» de Vox o una mayoría absoluta del PSOE. De un plumazo dio por sentado que Cs, su actual socio en el Ejecutivo local, no obtendrá representación. Tampoco Podemos.

Pese a dar por anulada a la formación naranja, se vio obligado, por aquello de no molestar en exceso, a elogiar el trabajo de sus socios en el Ejecutivo. Forzado, porque a lo largo de los próximos meses, el PSOE peleará por atraer los votos que Cs. Los que se dejarán estos últimos en el caso de proseguir en las elecciones municipales los batacazos de Cataluña, Madrid y, más recientemente, de Castilla y León.

Recurrió también a la épica el líder de los socialistas en la capital burgalesa al recordar los resultados cosechados en 2019. «Logramos lo imposible, ahora toca lo difícil».

Defendió que su victoria se sustentó en la «oposición responsable» del PSOE en el último mandato de Javier Lacalle (recordó que facilitaron la aprobación de los Presupuestos) y pareció temeroso de sufrir el desgaste  del Gobierno de Pedro Sánchez. Quizá por eso recalcó el mensaje de que en las elecciones municipales casi se vota más pensando en las personas que en las siglas de los partidos. No se suele decir lo mismo cuando los resultados son adversos.

De momento, el PSOE local tiene ya la premisa de empezar a trabajar desde el sábado pensando en la cita de 2023.