La Iglesia reclama las joyas de Quintanilla de las Viñas

P.C.P.
-

Reclama a la Junta el traslado de tres sillares al Museo del Retablo por motivos de seguridad y la devolución de los dos que fueron recuperados en Londres tras su expolio en 2004

Cuando los dos sillares de los evangelistas volvieron a casa no estuvo presente ningún representante de la Iglesia. - Foto: Valdivielso

La justicia dictaminó en 2019 que la ermita de Quintanilla de las Viñas pertenece a la Iglesia y, por lo tanto, también los valiosos sillares visigóticos que aún se conservan en ella. Sin embargo, el Arzobispado no ha podido recuperar el control ni decidir libremente acerca de la ubicación de esas tres joyas del patrimonio español, sobre las que pesa la amenaza de un nuevo expolio, ni tampoco conseguir que se le reconozca la propiedad de las dos que fueron robadas y posteriormente recuperadas en el extranjero. 

Los caminos de estas piezas únicas se dividieron en 2004, cuando dos de ellas fueron sustraídas del templo de la comarca de Tierra de Lara y permanecieron desaparecidas durante 15 años. Para evitar nuevos robos, la Junta de Castilla y León decidió trasladar al Museo de Burgos los tres relieves restantes: Virgen entre dos ángeles, Santo Crucífero entre dos ángeles y Clave con Cristo. Entre 2004 y 2015 la Iglesia reclamó sin éxito su devolución a la administración regional.

Allí permanecieron depositados hasta que formuló esa reclamación en los tribunales y tanto el Juzgado de Primera Instancia número 6 de Burgos como la Audiencia Provincial de Burgos ordenaron a la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León que los devolviese a la ermita, asumiendo todos los gastos de su traslado e instalación, al ser propiedad de la Parroquia de los Santos Justo y Pastor de Quintanilla de las Viñas.

La Administración regional, que siempre ha defendido la propiedad del Estado, así lo hizo. Se retiraron entonces las reproducciones instaladas en sustitución de los originales y el temor al expolio volvió a sobrevolar la comarca de Lara. La Diócesis dio aviso a la Guardia Civil para que aumentara las rondas de vigilancia por Quintanilla de las Viñas mientras tramitaba ante la Junta de Castilla y León su traslado en depósito al Museo del Retablo, donde considera que se dan las condiciones para que las piezas estén expuestas con garantías de seguridad y a la vez puedan ser admiradas por quien lo desee.

La Comisión Territorial de Patrimonio se declaró en su día no competente y se derivó el asunto al órgano regional, que según los responsables de la Diócesis no lo ha abordado en ninguna de sus reuniones durante el último año.

En paralelo, se discute la propiedad de los dos sillares que fueron recuperados gracias al detective del arte, el inglés Arthur Brand, 15 años después de la sustracción. En la imagen del regreso a Burgos de las piezas, el 13 de febrero de 2019, destaca la ausencia de ningún representante del clero, frente a la profusión de personal, cargos y carteles del Gobierno central, la Junta y la Guardia Civil. 

Aquel día, el entonces director general de Bellas Artes del Ministerio de Cultura se encargó de recalcar que la Ley de Patrimonio establece que «los objetos exportados ilegalmente pasan a ser de la Administración central», argumento tras el que se parapeta la Consejería para rechazar su salida del Museo de Burgos, donde permanecen desde hace tres años.

Sin embargo, fuentes de la Diócesis consideran que la norma solo debería aplicarse cuando no hay un propietario reconocido por los tribunales, y se muestran dispuestos a recurrir de nuevo a la justicia para recuperar la posesión efectiva de los mismos, y poder decidir sobre su destino.

EL CASO DE CASTROJERIZ. Consideran paradigmático el caso de los tapices flamencos de Castrojeriz, que acaba de recobrar actualidad gracias a la recuperación del último fragmento -el que representa a un angelote del extremo inferior izquierdo de la orla- y su devolución a la Diócesis.

Las seis obras fueron robadas en 1980 y recuperadas posteriormente, cuatro de ellas en el extranjero (París y Bélgica). Sin embargo, nadie ha discutido su propiedad ni la vuelta a la localidad de donde salieron ilegalmente (se exponen en la Iglesia de San Juan porque la de Santo Domingo se cerró y hoy se ubica allí el Centro de Interpretación del Camino Iacobeus).

Si el angelote creado por un discípulo de Rubens ha sido entregado a la Iglesia para que lo devuelva a casa, ¿por qué no los sillares de los Evangelistas?