El dilema del testigo: ser víctima o verdugo

Charo Barrios
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La zaragozana África Vázquez Beltrán regresa con su obra 'El silencio de Berlín' a un período histórico muy visitado por la literatura, convencida de que siempre hay algo nuevo que contar

El dilema del testigo: ser víctima o verdugo - Foto: Iruiz

Apasionada por el mundo literario, la zaragozana África Vázquez Beltrán, autora de El silencio de Berlín (Ed. HarperCollisn), publicó su primera novela con apenas 17 años, y aunque muchos defienden que antes que escribir hay que vivir, ella asegura que a esa edad «se puede escribir cualquier cosa». Desde entonces, ha publicado otras 20 obras, unas firmadas con su nombre real, otras bajo el seudónimo de África Ruh, con el que deja su impronta en los textos románticos dirigidos para adultos aunque no se esconde detrás de él. 

Licenciada en Historia, su último trabajo, El silencio de Berlín, nos lleva a una época que la literatura ha revisitado en infinidad de ocasiones, la Alemania nazi, que le interesa porque «ese período cambió la historia de la humanidad», y al que vuelve sin miedo a repetir las experiencias o esquemas ajenos porque «siempre hay algo nuevo que contar». 

Lo hay porque, según señala, cada escritor tiene su forma única de narrar, su voz propia, su manera intransferible de enfocar los temas. Así, en esta novela ha optado por centrarse en la figura del testigo, «de ese alemán que ni está amenazado por el régimen, al menos no de forma directa, ni desea formar parte de él». Es decir, que su argumento nace del dilema del testigo, de ese hombre o de esa mujer que se ve en la tesitura de escoger entre colaborar con un sistema abominable o negarse a hacerlo, con los riesgos que ello implica para sí y para sus seres queridos. «Siempre he pensado que debió de ser muy difícil para esas personas decidir si se convertirían en víctimas o en verdugos».

En la conversación, y para definir a Ann, su protagonista, Vázquez Beltrán recurre a una palabra poco habitual: decente. Su protagonista es, ante todo, «una mujer decente». Y aprovecha la escritora para felicitarse, tiene la suerte estar rodeada de personas decentes, y también de maestros vocacionales cuyo ejemplo le ha servido para construir la faceta profesional del personaje, que al final condiciona su forma de ser. 

Preguntada por si su obra tiene voluntad pedagógica, ella asegura que «Pedagógica, no; divulgadora, quizá». Y ante la cuestión de si aspira a provocar alguna reacción política en el lector: «No concibo una reacción a los crímenes del nazismo que no incluya repulsa, horror y condena».

Con este libro, Vázquez Beltrán ganó el Premio CREAR 2019 que concede el Gobierno de su tierra. Nos explica que el galardón reconoce la labor creadora de los jóvenes aragoneses desde un punto de vista multidisciplinar (novelas, canciones, ilustraciones infantiles, exposiciones pictóricas, aplicaciones móviles...). 

No es la primera distinción que recibe, queda dicho. Para ella, cada reconocimiento es un empujón: sabe que la escalera hacia la consagración es larga, en algunos tramos muy empinada, y también sabe que los premios te permiten subir con holgura, e incluso saltarte algunos trechos. 

Fomento de la lectura

A esta autora le gusta subrayar en su biografía que creció rodeada de las historias que le contaban sus padres y los libros que le prestaba su hermana; con ellos desarrolló el amor por la literatura. Quizá precisamente por eso, porque calibra a la perfección la importancia del ambiente y del ejemplo, trabaja con los más jóvenes para fomentar su apego a la lectura. 

La clave está, asegura, en «escucharlos, entenderlos y respetarlos», y en no obligarlos a leer este libro y no otro «solo porque a mí, o a otro adulto, nos parezca que les conviene hacerlo». 

Según su propia experiencia, si uno se toma la molestia de averiguar cuáles son sus gustos y de recomendarles un libro acorde con ellos, el éxito del prescriptor está prácticamente asegurado. Su experiencia le dice también que todos los chicos y chicas se enganchan a la lectura cuando dan con el libro adecuado. «Es nuestra misión como adultos ayudarles a encontrar ese libro, nunca imponérselo», proclama.

Una de sus obras de más éxito fue El abismo del dragón, donde cuenta la historia del rey de Daeron que ha enfermado y solo hay un modo de salvarle la vida: los mejores caballeros y amazonas del reino deberán partir en busca de una escama de dragón. Ravenna es una humilde aldeana sin fama ni fortuna que ha decidido unirse a la búsqueda y que tendrá que arreglárselas para cruzar el abismo del dragón.

Y entre sus lanzamientos, espera publicar pronto Proyecto misterioso, cuyos seguidores (tiene muchos como dan fe las redes sociales y en el Proyecto Fiction Express, en el que autores interactúan con sus lectores) ansían cuanto antes.