Marian Peña

Observando al Mundo

Marian Peña


Intolerancia

12/05/2021

Desgraciadamente, nuestro país cuenta desde la época de los Reyes Católicos con una larga tradición censora que llegó a su culmen durante la dictadura franquista y que, aún en nuestros días, sigue asestando coletazos. Un ejemplo claro son las manifestaciones del portavoz del Partido Popular con respecto al centro de creación contemporánea Espacio Tangente de la capital. Les parece a los populares que este centro, únicamente él, debería dar a conocer de forma anticipada al Instituto Municipal de Cultura su programación para, en función de si está o no en la línea ideológica que les parece bien, concederles o no la correspondiente subvención. 
Esta petición del Partido Popular se une a los ataques que el espacio de creación y difusión cultural recibía por parte de las juventudes de Vox con motivo de la exposición realizada hace unos meses por el artista internacional Abel Azcona, muy crítico con la iglesia católica, que dio lugar a pintadas y desperfectos en la sede y a la difusión de mensajes en las redes sociales en los que, entre afirmaciones falsas y absurdas, criticaban que las actividades culturales de este centro reciban financiación municipal.
Simplemente, recordar a los representantes de estos partidos que hace ya muchos años que en nuestro país existe la libertad de expresión. A estas alturas parece mentira tener que recordar que hay diferentes formas de ver y expresar las cosas y que esto resulta enriquecedor para quienes no se dejan llevar por la intolerancia y que, en cualquier caso, participar de ello no es obligatorio para nadie si no está de acuerdo. Lo que no es de recibo es la violencia y el intento de censura. En lo referente a la financiación, también somos muchos los que no pensamos como ustedes y no tenemos ningún inconveniente en que los impuestos que también pagamos se destinen a un centro que lleva ya muchos años trabajando con independencia para acercar a los burgaleses las manifestaciones culturales y a los creadores que no tienen cabida en otros espacios más convencionales, entre otras tantas actividades.
En muchas ciudades se enorgullecen y fomentan centros de esta naturaleza, un buen ejemplo es Tabakalera, en San Sebastián; una pena en nuestra ciudad ocurra todo lo contrario.