El peregrino del santo vikingo

P.C.P.
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Duarte Antunes recorre los 60 kilómetros de la ruta de San Olav entre Burgos y Covarrubias después de completar en 2019 y durante 42 días la que une Finlandia con Trondheim (Noruega)

Duarte y Mary empezaron el martes el camino de San Olav desde Burgos hasta Covarrubias por tierras de la comarca de Lara. - Foto: Patricia

Los vikingos fueron un pueblo que se caracterizó por incursiones intensas pero poco profundas en los territorios. Atracaban el barco, atacaban, saqueaban y retrocedían, sin perder de vista la costa. Todo lo contrario que Duarte Antunes, un portugués originario de Sintra al que le gusta leer y profundizar en las historias y en la cultura de los entornos que visita sin más objetivo que mantener una charla durante un café.

Aún no ha empezado el camino hacia Covarrubias y ya da sopas con honda a muchos burgaleses con sus conocimientos sobre la historia de la princesa Kristina de Noruega, a la que ha llegado a través de San Olav, que en Burgos tiene el único templo a él consagrado de toda España.

La historia sostiene que el rey noruego, hoy venerado en Noruega como santo patrón del país nórdico, realizó  en su juventud varias escaramuzas por Europa y en el año 1016 atacó las costas asturianas y gallegas. Duarte también ha realizado incursiones en España pero nunca una peregrinación. Y la primera que ha elegido no es, como podría pensarse, la Ruta Jacobea. «Está demasiado masificada», lamenta. Sobre todo en comparación con los 1.200 kilómetros del Camino de San Olav entre Finlandia y la localidad noruega de Trondheim, que recorrió durante 42 días.

«Una mezcla de curiosidad, desafío y celebración de cumpleaños» llevó a Duarte a elegir la ruta marítima de San Olav, que se denomina así porque hay coger varios ferrys para discurrir por las islas Aland. La estrenó como sus 50 años, puesto que se lanzó a los caminos escandinavos en abril y no abría hasta mayo. Sin preparación física ni miedo a la nieve pero con mucha fuerza espiritual partió de la catedral de Turku (Finlandia) y atravesó aquel archipiélago y parte de Suecia hasta alcanzar la de Nidaros (Noruega).

Dado el nivel de vida de los países nórdicos, un peregrino allí puede necesitar unos 100 euros diarios. No Duarte, que se encontró «mucha ayuda de gente desconocida» y a una Iglesia «muy fuerte y solidaria» que le ofrecieron techo y comida. Se sintió así muy cerca de la figura del peregrino medieval, nada que ver con el Camino de Santiago actual «No es tan comercial», explica, y eso le ayudó a viajar libre, sin las preocupaciones de llegar pronto para comer o encontrar alojamiento. Incluso hubo jornadas en las que decidió dormir a la intemperie o caminar de noche, «en realidad era de día las 24 horas», en  conexión total con la naturaleza.

«No es necesario tener un motivo, es el Camino el que te va diciendo por qué lo haces», explica este portugués, que el domingo espera llegar a Covarrubias tras recorrer con su compañera Mary los 60 kilómetros de la ruta de San Olav que promociona la AsociaciónTierra de Lara y que, como él busca, conservan el valor de lo auténtico y natural. Quién sabe cuántas puertas de hogares burgaleses se abrirán al paso de este grandullón, con barba blanca y poncho a lo franciscano, y disfrutarán de su afable y entretenida conversación mientras comparten un café y pasan a formar parte de un Camino que «nunca termina».