Burgos riega sus parques con agua potable para 26.000 personas

J.M.
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La estrategia de Medio Ambiente para reducir este 'derroche' pasa por un cambio de filosofía en el que se sustituyan zonas ajardinadas por espacios más naturales

El riego en las zonas verdes de la ciudad se concentra, fundamentalmente, en los meses de primavera y verano. - Foto: Patricia

La escasez de lluvias, cada año más preocupante, provocó que en 2022 media España estuviera pendiente del nivel de caudal de los embalses. El uso eficiente del agua, un bien cada vez más preciado, se ha ganado un puesto entre los 17 famosos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la creciente concienciación en esta materia ha llevado incluso a la aprobación de normativas, como la del nuevo Reglamento europeo sobre reutilización de agua, que obligarán a las administraciones a ponerse las pilas para evitar derroches y reducir consumos. Hace ya un tiempo que los políticos, de todo signo, se han sumado al debate y se han puesto el pin de la Agenda 2030, pero no siempre las palabras coinciden con los datos.

En la ciudad de Burgos, históricamente se ha utilizado agua potable para el riego de los jardines y de las zonas verdes y las cifras hablan por sí solas. El año pasado se emplearon más de 900.000 metros cúbicos a este fin, según los datos facilitados por Aguas de Burgos. Para los profanos en estas magnitudes, la traducción es sencilla: el agua equivalente al consumo que realizaron 25.896 burgaleses.

El concejal de Medio Ambiente, Josué Temiño, asegura que en el área que dirige una de las políticas que están intentando aplicar va encaminada a la reducción de estos consumos. Eso sí, reconoce con cierta impotencia que lo que se está haciendo ahora es «poner las primeras piedras de una Catedral que hay que construir».

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