Espejismo de zona peatonal

I.M.L.
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Los vecinos del centro de Aranda se quejan del exceso de vehículos al no tener pivotes y las cámaras sin funcionar

Un vehículo circulando esta semana con total impunidad por una zona donde no hay garajes. - Foto: I.M.L.

Muchos esfuerzos, críticas e inversión costó que la gente se acostumbrase a que el casco histórico de Aranda fuese peatonal. Una condición que ha perdido de un tiempo a esta parte, unos meses en los que se está realizando la transición de los anteriores pivotes para controlar el acceso de vehículos a motor a las cámaras de videovigilancia. Viendo que los unos ya no van a funcionar y las otras tardarán en entrar en funcionamiento, los vecinos de las calles más céntricas han empezado a convivir con coches y furgonetas fuera del horario de carga y descarga, que acaba a las 11 horas. «Cuando salgo de mi portal tengo que hacer como si fuese un paso de cebra, miro a derecha, miro a izquierda, y si no viene nadie, salgo», critica Juan, un vecino que residen en uno de los últimos portales de la calle Isilla. 

Esta no es la única arteria del casco histórico de la capital ribereña que ha multiplicado exponencialmente el tráfico que soporta, pasando sólo de las furgonetas de reparto y los coches de los residentes a ser algo así como «la calle de tócame Roque». Con esta expresión popular intenta definir Rocío el panorama diario en la calle Ronda y la plaza de la Constitución. «Esto antes era peatonal y, ahora, entre las terrazas mastodónticas y el paso continuo de coches, sobre todo por la mañana, tenemos que ir esquivando cosas por la calle», remarca señalando tres turismos que están aparcados en una zona de carga y descarga. «Esos cochazos no creo que venga a dejar paquetes», aventura ella.

Algo similar soportan los vecinos de la calle Cascajar y el entorno de San Juan, con el agravante de que, al ser la zona más antigua de Aranda, las calles son más estrechas y es más difícil transitar por ellas si tienes que compartirlas con los coches. «Aquí no se ven furgonetas, muchas no entran por aquí», apunta Leandro, un vecino de la calle Cascajar mostrando la anchura escasa de la calle, «pero estoy harto de ver coches aparcados que sé seguro que no son de ningún vecino, somos pocos y nos conocemos de sobra», puntualiza. 

En las últimas jornadas se ha visto cómo se instalaban más cámaras de videovigilancia, aunque las que controlan los accesos a la zona peatonal llevan instaladas desde julio. El concejal de Seguridad Ciudadana, Fernando Chico, reconoce que «ahora se está siendo más laxo en cuanto al acceso» a esta zona peatonal porque «aunque tenemos acceso a las imágenes de las cámaras pero no tenemos el softwarre que nos facilita esa función de control». Eso sí, quien entra en el casco histórico con vehículo se está vigilando de forma 'analógica', «con patrullas a pie y con vehículo», y está dando resultados.

«Quienes accedan fuera del horario de carga y descarga y no tengan el coche empadronado en esa zona, se les multará, como ya se ha hecho con algunos», asegura Chico como aviso para navegantes.