El PSOE olvida a Guerra

Agencias
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El exvicepresidente desvela que no ha sido invitado al gran acto del sábado en Sevilla para conmemorar el arrollador triunfo electoral de 1982. Dos horas después, el partido rectifica

El expolítico sevillano, mano derecha de los gobiernos de Felipe González, conserva intacta su ironía y su capacidad para ser incisivo. - Foto: EFE

Genio y figura. Alfonso Guerra, el exvicepresidente del Gobierno socialista en la época de Felipe González, demostró ayer que todavía tiene el colmillo afilado para ser incisivo e irónico en grado superlativo. Aprovechó una entrevista radiofónica para desvelar -como quien no quiere la cosa- que no había sido invitado al gran acto que el partido celebrará este sábado en Sevilla para conmemorar los 40 años de la primera victoria del PSOE en las elecciones generales de 1982, un triunfo arrollador e histórico en la democracia española.

El famoso «¡Dales caña, Alfonso!», la frase con la que le jaleaban antaño sus simpatizantes para no dejar títere con cabeza entre sus rivales políticos se convirtió en esta ocasión en fuego amigo. Que, como todo el mundo sabe, es el más doloroso.

«No me puede creer que no haya sido invitado? ¿Por qué?», le interrogó el periodista todavía incrédulo cuando Guerra confesó estar apartado de los fastos conmemorativos de aquella recordada primera mayoría absoluta. «No tengo ni idea», respondió. «Yo no miento ni ahora ni antes ni nunca», agregó. Preguntado si lo veía como una ofensa, el que fuese la mano derecha de Felipe González replicó que las «ofensas no dependen del que las haga, sino del que las recibe. Y yo no recibo ninguna ofensa».

A sus 82 años todavía conserva intacto el sarcasmo que caracterizó siempre sus intervenciones parlamentarias o sus discursos en los mítines. «¿Que yo no estaba hace 40 años?, estupendo, habría otros», dijo Guerra en tono de mofa para asegurar a renglón seguido que no le coge «por sorpresa» el hecho de no haber sido invitado. «Seguramente es que yo no estaba en la dirección del partido, lo verán así y son consecuentes con esa visión», ironizó 

Tras apuntar que el «tiempo vuela», recordó que el espectacular resultado de aquellas elecciones -el PSOE obtuvo 202 escaños- fue la confirmación de algo que se estaba labrando y no fue el triunfo de un partido «sino el de la democracia».

«Fue la fiesta de la libertad y la democracia», recalcó el exvicepresidente del Gobierno quien ha apuntado que los ciudadanos vieron que el PSOE «ofrecía una posibilidad» y todos los que estaban conspirando contra la democracia, pararon cuando se produjo ese resultado electoral tan contundente.

Manifestó además que lo que antes eran adversarios en la política, hoy son «enemigos» y señaló que ahora está mucho más convencido «de las posiciones de la izquierda, sobre todo, cuando veo esa presunta izquierda que bebe en las fuentes de lo que en los años 30 llevó a Europa al precipicio».

Preguntado sobre si cree que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, es más de izquierda que él, se limitó a apuntar que no le interesa el tema.

Evidentemente sus palabras no cayeron en saco roto y el tsunami que él calculó que provocarían, se produjo. Apenas dos horas después, el partido rectificaba. El parlamentario andaluz del PSOE-A y miembro de la Comisión Ejecutiva de la federación socialista andaluza, Rafael Márquez, salió a a aclarar que se cursaría una invitación al exvicepresidente del Gobierno y exvicesecretario general del PSOE para asistir al acto que este sábado para recordar la mayoría absoluta de la candidatura entonces liderada por Felipe González, logro del que Guerra fue «uno de los grandes protagonistas».

Crítico con los suyos

A la hora de abordar asuntos de actualidad, tampoco se mordió la lengua. Si en los mítines de antaño bromeaba con los asistentes preguntándoles si tenían prisa para responderse el mismo: «Es que tengo 'pa' rato», ayer hizo algo parecido.

Sobre el proceso de exhumación del general franquista Queipo de Llano que ha iniciado el Gobierno afirmó: «Entre mis preocupaciones no está boxear contra fantasmas del pasado». En relación a la posible reforma del delito de sedición, alertó de que electoralmente «va a resultar dañino» para el partido. «La gente tiene olfato y no acepta monsergas», sentenció.