Once comensales y un cocido con sustancia

I.L.H.
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Bambalúa estrena mañana 'Ñam Ñam', una gran farsa sobre un puchero de garbanzos y la picaresca de quienes lo ansían por gula, avaricia, necesidad... Una hora de acción con tres actores y 11 personajes

Álex Britos, Cristina Salces y Sito Matía encarnan a los 11 convidados. Mañana harán lo imposible por catar el guiso: en la Casa del Cordón, a las 19 h. - Foto: Valdivielso

Hay escenas de humor que han funcionado en el teatro griego, el Siglo de Oro o en la comedia del arte. No hablamos del tropezón o la simple caída, sino de efectos cómicos que por alguna razón conectan con el ser humano de hoy y el de hace quinientos años. Sobre una base de datos de 400 entremeses, novelas de picaresca y mojigangas Bambalúa Teatro ha construido una gran farsa con lo mejorcito de la comedia de todos los tiempos, en la que continuamente se suceden gags sin pausa, filtro ni miramientos.

Ñam Ñam es la historia de un puchero de garbanzos que va pasando por las manos de once comensales durante una hora. Cada uno lo ansía por diferentes motivos: el hambre, la gula, la avaricia, el poder, la necesidad... y tratarán de engañar al resto de convidados para que metan el cazo y se queden sin cazuela. Todo un cocido con sustancia que permite ser irreverente desde el humor y encontrar paralelismos con el pan de cada día: «Son personajes estereotipados que representan una posición y necesidad, pero en los que encontramos ciertas analogías con la actualidad como el hecho de que con lo público todo el mundo aprovecha para meter la mano», sostiene este equipo de tres (Álex Britos, Sito Matía y Cristina Salces) que encarna a once personajes.

Para llegar a esta escenificación que requiere acción trepidante la compañía ha necesitado acumular experiencia, probar escenas en montajes como los del Castillo (de una de ellas, que trata sobre la morcilla y está inspirada en dos pasos de Lope de Rueda, surge este espectáculo), sentirse cómodos en la farsa y crear personajes potentes. «Es un trabajo de madurez donde convergen muchas cosas», añaden cuatro años después de que se les ocurriera la idea del montaje, tras tres temporadas trabajando en su creación y con once meses de ensayos a sus espaldas.

Ese esfuerzo entre bambalinas pochado a fuego lento hace que los personajes se puedan mover en su salsa para que los gags funcionen. Y es el que permite que con apenas doce taburetes y cuatro tablas puedan recrear una taberna, una casa desconchada o una plaza, mientras un vestuario gracioso y desaliñado hecho con utensilios gastronómicos subraya las características de los once personajes cuyos nombres, como la estética de la obra, son un tanto «barrocos»: a la mesa se sentarán el hambriento Juan Sonajas; el fanfarrón capitán Espanta Truenos; Cristinita, la criada; Remoquete, el amo; el sacristán Tabardilla; alcalde Zarandaja; Pitaña el aguacil (y alter ego de la Gigantilla de La Burgati); Melindres, otro fanfarrón; los ciegos Puñeta y Tijeretas, y el mesonero Alcaparra.

Ñam Ñam se estrena arropado por el vestuario de Fran de Benito y Concha Valcárcel, la dirección y dramaturgia de Álex Britos y con José Antonio Pereda Bixby como técnico de sonido. El espectáculo se representa mañana en la Casa del Cordón, a las 19 horas, con las entradas a 8 euros y el propósito de hacerlo aún más grande creando material didáctico específico sobre el Siglo de Oro para a adolescentes.